Vasos rojos de fiesta.
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¿Besarse con o sin traguito?

Solía encontrarme mucho a una chica en las fiestas, me caía bien y hasta ahí… salvo cuando tomábamos mucho, entonces terminábamos besándonos.

Luego, si nos veíamos en la universidad o por la calle, de vuelta a amigos normales.

El alcohol tiene ese efecto en mí y, supongo, también en mucha gente: de pronto nos encontramos haciendo cosas que tal vez no haríamos si no hubiera promoción de 2×1 en cerveza los juernes (juevebes o como les llamen a los jueves sociales). Más allá de buenas o malas,  que son juicios de valor,  podemos hacer la descripción objetiva del síntoma y decir que nos empuja por puertas que sobrios no abriríamos.

Esto tiene su lado bueno y su lado malo. ¿Quién no se ha levantado con resaca por la fiesta de ayer, todavía con partes de la noche medio incompletas? Esa la puede manejar cualquiera. La resaca real es la resaca moral cuando empezamos a recordar esos pequeños detalles que se nos habían escapado.

O mejor aún: abrir un poco los ojos,  sentir que la cabeza da vueltas y enfocar un poco la mirada,  solo para darse cuenta que este no es mi cuarto. Puntos extra si no sabes en que parte de la ciudad estás. Triple puntaje si la que tienes al lado es ex novia de un amigo (supongo que esa resaca moral no se quita por mucho tiempo).

Ahora, mezclar alcohol y coqueteo no es, necesariamente, una mala política.

Es un fantástico catalizador social y si están nerviosos o apenas conociéndose, se pagan las cervezas aunque no estén en descuento. La realidad es que son pocas las buenas historias de fiesta que empiezan con una ensalada -aunque pongo plata a que esas pocas deben ser buenas historias.

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Ya mezclar el alcohol, o incluso otras drogas, con el sexo tiene efectos que podrían parecer contradictorios entre sí. Hay reportes de tipos que se envalentonan y perdieron la timidez que traían desde las 9 p.m. y hay quienes de pronto no logran una erección.

¿Entonces? Así como cada quien tiene su propia sexualidad que maneja a su ritmo, cada cuerpo maneja las sustancias a su manera. Yo creo que el punto es el balance en el cual la pasamos bien y, además, ‘me voy a acordar a la mañana siguiente, sin arrepentirme de nada’.

Sé que malas combinaciones de alcohol y mujeres u hombres pueden arruinar amistades y relaciones.

En mi caso, encontramos otro factor vital: no dejar que el alcohol se convirtiera en algo necesario para nosotros. Una noche hablamos de ver una película y fuimos, todavía sin notar nada raro.  Ya pasadas las horas, alguno de los dos dijo: ¿te das cuenta que es la primera vez en que nos besamos sobrios? Eso, en su momento, fue un paso importante.

¿Y tú, también has necesitado alcohol para besar a la persona que te gusta? O ¿te has besado con alguien que no te gusta, solo porque habías bebido? Cuéntanos si has tenido cruda moral, te leemos en el foro de Hablemos de Sexo y Amor.

Recuerda que te compartimos diferentes puntos de vista, que no necesariamente representan nuestra postura, la decisión final la tomas tú.

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