
Amigas que te quitan el novio
Existe un tipo de depredador peligroso, que como las serpientes, son capaces de dislocarse la mandíbula para engullir animales más grandes que ellas.
Yo, animal de ciudad, nunca me las he encontrado. La única vez que sufrí una situación parecida fue cuando una amiga salía con el chico que me gustaba; pero eso fue comprensible porque el chico no me daba ni bola, así que difícilmente me lo quitó – lo máximo que hacía yo era babear un poquito a unos seguros tres metros de distancia. Sin embargo, varias amigas me han hablado de varios encuentros con este carnívoro y lo han hecho con bastante resentimiento.
– ¡Sí que existen Gabriela, yo lo he vivido! Ese tipo de mujeres a las que les gusta quitarle el novio a las demás… ¡Disfrutan con ello!
Es más, lo necesitan, como el alimento
Generalmente, me molestan bastante los estereotipos hacia las mujeres, pero en este caso asumiré que tal criatura mitológica es real. Lo primero que me hizo pensar que podría existir es que, a veces, la entiendo: ¿no les ha pasado que los hombres con pareja parecen más atractivos? Serán reminiscencias de mi pasado homínido que lo ve como un espécimen con recursos, estable y ¡algo de bueno tendrá si lo tiene otra!.
La neandertal dentro de mí hace GRRRRRR.
Me atrevería a decir que casi todas las mujeres se han sentido alguna vez atraídas por el novio de una amiga. Ahora, parece que la distinción aquí son las mujeres que no se dejan llevar por esa atracción y las que si lo hacen . De hecho, obtienen placer de quitarle el novio y restregándole la victoria en la cara; algunas, hasta se cuelgan al cuello los testículos de la víctima como símbolo.
Pero ahora me pregunto ¿y qué pinta el ‘novio’ en todo esto?
Un pobre explorador perdido en la oscuridad del bosque, alejado del campamento base y con tres gotas de agua en su cantimplora de pronto se ve emboscado por un cuerpo viscoso que lo envuelve y clava unos dientes sangrientos en su yugular, para engullirlo lenta y dolorosamente. ¿Es esa la imagen de un pobre chico que se ve seducido por la amiga malvada de su novia?
Pero… un momento… ¡si el explorador tiene una erección y hasta orgasmo! Difícilmente se puede considerar eso dolor de la víctima. Eso sí que sería mitológico, ¡un hombre que sufre por acostarse con otra mujer!.
Más tarde tuve otra discusión parecida con otra amiga: cuando un hombre con novia tiene una aventura – sea amiga despiadada o inocente desconocida -: ¿de quién es la responsabilidad? – ¡OJO! NO digo ‘culpa’, digo ‘responsabilidad’.
Y para responder a esa ancestral pregunta yo haría otra: ¿quién tenía la relación aquí?
– ‘¡El novio!’ – grita alguien en el fondo. Pues eso.
Y sí, ella es una mala mujer, a la que le gustan las aventuras, que quiere hombres comprometidos y disfruta quitándoselos a otras mujeres, pero, otra vez: ¿quién tenía la relación aquí? ¿Quién tenía la relación cuando esta criatura se le acercó sigilosa, con su escote, rozándole disimuladamente el muslo y riéndose pícara de sus chistes malos? ¿Quién tenía la relación cuando se dieron el primer beso? ¿Quién tenía la relación cuando esta bestia lo invitó a su casa y él la siguió obedientemente? ¿Quién tenía la relación mientras la tocaba? ¿Quién tenía la relación en el momento del éxtasis?
Por mucho que nos duela – y sea un blanco más fácil – la bestia tragahombres no tiene compromiso ninguno y puede cazar con libertad. Yo, más que preocuparme por las ‘amigas que te quitan el novio’, me ocuparía en no encontrarme un ‘novio que no puede mantener cerrados los pantalones’. Esos sí que existen con toda seguridad.