A cuidarse de los ´Prostibares´ en Perú

Es más común de lo que uno piensa. Por la falta de empleo, jóvenes adolescentes buscan trabajo lejos de su ciudad, teniendo que dejar a la familia y amigos. Sin habérselo propuesto, caen en las redes de la prostitución.

En Perú existe el fenómeno de los ´Prostibares´, centros nocturnos, ubicados generalmente en zonas alejadas de las autoridades, donde hay mucho movimiento de dinero. Las personas que han trabajado –en este caso en la minería- buscan descanso, comida y diversión en restaurantes y bares. Quienes atienden como meseros o ayudantes de la cocina son estos muchachos y muchachas llegados de otros pueblos, que a veces se ven obligados a brindar servicios sexuales a los clientes.

“En muchos casos no tienen otras alternativas, porque ya están en esa actividad ya algún tiempo y, por lo tanto, en la medida que pueden alimentarse, pueden pagar una habitación, sienten que tienen un medio de vida”,  comenta Teresa Carpio, directora de Save the Children, Perú.

Contra la trata de menores

Carpio está involucrada en una campaña contra la explotación laboral y trata de niños en el sur de Perú. Desde que en septiembre pasado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos elevara la alerta en una comunicación dirigida al Estado Peruano, las autoridades ya han realizado redadas, han desbaratado mafias e intentan ubicar los focos de propagación del problema.

“El problema de la explotación laboral y sexual de niños en Madre de Dios tiene cerca de 40 años, como lo han reconocido las autoridades regionales. Hoy la dimensión es mucho más grande. Hay alrededor de 60 mil personas trabajando en la minería informal en Madre de Dios, pero se movilizan millones de millones de soles en venta de espacios públicos, de herramientas y maquinarias para esta minería, en el transporte, en las motos, en las casas que compran el oro, en las cabinas de internet etc. etc., donde los jóvenes y los adolescentes están viendo y utilizando estos medios”.

Son 40 años que han desencadenado en un boom, un negocio ya industrializado, con mucha oferta y demanda. Y, debido al precio del oro, los ingresos son altos. Como se trata de trabajo muy riesgoso, quienes trabajan en la minería ganan relativamente bien. Hay dinero de sobra para la ‘diversión’.

Los ´clientes´ también vienen de lejos, según comenta el trabajador social Mauricio Calderón, de la organización Ágape. “Son básicamente miles de hombres, solos, y vienen de Cuzco y Puno. Se dedican a la explotación de oro. En un día de trabajo pueden ganar 500 soles (unos 200 dólares) y ese mismo dinero se queda allí, se gasta en alcohol y servicios sexuales de chicas que han ido voluntariamente y otras que son víctimas de trata”.

Lo que hacen las autoridades

Calderón, junto a Carpio y otras autoridades peruanas, están trabajando para combatir la explotación. Si bien el problema implica un trabajo más profundo –terminar con la pobreza en el sur peruano- el trabajador social sostiene que se requiere de muchas otras acciones, como más intervenciones de la policía nacional, juzgamientos y castigo de los explotadores, prestación de servicios sociales a quienes han sido víctimas y sobre todo educación.

“Se necesita implementar servicios y se necesita sobre todo construir ciudadanía. Noción de derechos, que aquí no hay. Es increíble cómo muchos tratantes no saben que comprar y vender un niño o niña es ilegal y tiene penas muy altas. Atentan contra los derechos de los niños. Aquí los niños son carne que se comercia, se vende y se mata si no producen”.

Mientras las autoridades, a pesar de las falencias, le prestan un poco más de atención a la problemática de la trata de menores en el sur peruano, Carpio y Calderón comparten los criterios que los jóvenes deberían tomar en cuenta para evitar caer en las redes de explotación:

A tener en cuenta

-Los anuncios de los tratantes son siempre anuncios con ofrecimientos aparentemente muy buenos, ingresos muy buenos, con comodidades,  ofrecen ropa, regalos y siempre van a alejar a los jóvenes de su familia y zona de origen, para que no puedan defenderse y no haya nadie que los defienda.

-No alejarse de la familia y buscar las oportunidades económicas y de desarrollo cercanas. Atención aquí a los padres: Lamentablemente más de una vez el tratante es una persona conocida. Sea un familiar, un vecino, el vendedor en el mercado, el tratante, o la tratante, no es un desconocido y no tiene apariencia de delincuente. Por el contrario: tiene la confianza de la familia.

-Hay que hacer cumplir las normas legales. Hay controles policiales, hay prohibiciones a viajes de menores sin sus padres y sin documentos. De eso pueden hacer uso los tratantes.

-Ahora no lo ven, pero la sexualidad no debe ser vista como un instrumento de trabajo o medio para obtener dinero. Las relaciones debieran ser vistas por los jóvenes como algo bonito que implique amor y no violencia.
-Son pocas las instancias o lugares que pueden enseñar  sobre sexualidad. En caso de dudas, acercarse a centros de salud o instituciones reconocidas.

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