El sexo no es para multitaskers
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El sexo no es para “multitaskers”

En pleno siglo XXI, el sexo es de las pocas actividades donde nosotros los multitaskers podemos sentirnos seguros de nosotros mismos. Es así de sencillo: quedan muy pocos reductos donde estamos tan obligados a entregar el 100% de nuestra atención y cuerpo.

Mientras escribo esta entrada, reviso si me llegó un correo de mi editora, hago un par de movimientos en un juego en línea y leo los detalles sobre el posible fichaje del guardameta tico Keylor Navas. La tecnología nos ha vuelto en unos animales escurridizos que no logran concentrar su atención en ninguna cosa por querer tenerla en todas a la vez. La gran ventaja es que en ninguna parte del mundo es tolerado el sexo donde alguno de los dos no esté en cuerpo y alma.

En medio del barullo tecnológico de hoy en día, el sexo resulta un oasis. Un espacio para compartir con tu pareja, para ser uno completo. Con la pareja desnuda enfrente y uno con poca ropa encima, dejar de ser multiasking deja de ser una decisión consciente y se convierte en un instinto: de pronto toda tu existencia quiere concentrarse en esa persona enfrente de ti y atrás quedan las llamadas del jefe, la comida del perro o el dolor que tenías en la rodilla derecha. Lo demás vendrá después.

Hay, como todo, una variedad de colores y sabores. Parejas que ponen reglas claras (“dejamos el celular en esta mesa, ¿te parece?”) o quienes de manera automática nunca han tenido que resistir la tentación de revisar Whatsapp porque esa tentación no existe. En mi caso, he tenido experiencias lindas: incluso he conocido la regla de que mientras estamos los dos en la cama, aún cuando no estemos teniendo sexo y solo nos besemos o nos miremos a los ojos, el celular queda desterrado.

Aun así, hay quienes encuentran un espacio para meter un tercero en la cama. Según un estudio publicado en 2013 y realizado entre estadounidenses por la firma Harris Interactive determinó que los gringos “utilizan sus smartphones incluso en los sitios más inapropiados: durante el sexo (9%), en la ducha (12%) o incluso en la iglesia (19%)”.

Yo me rehúso a creer que el autor de esa línea quiso colocar ese incluso en ese lugar, en vez de antes de “durante el sexo”. Ahora, una duda existencial:i tengo sexo en la ducha y reviso el teléfono, ¿es doble puntaje?

A esos desdichados que no saben cómo limitar el celular, el mejor consejo que puedo darles es abran las manos y los ojos.

Frente a ustedes habrá, me imagino, algo mejor de lo que puede ofrecer esas pantallitas de 4 pulgadas. Se los digo yo como compañero multiasker: ni hay que pensarlo para darse cuenta de que no hay siquiera comparación alguna. La vida real gana por goleada.

Es imposible pensar en tener una buena relación sexual y al mismo tiempo, por poner un ejemplo, leer un periódico o armar un rompecabezas. El sexo tiene esa naturaleza absorbente que opaca lo demás. Hace unos años, uno de mis amigos del colegio descubrió el gran sexo a mitad de un semestre y perdió varios de los cursos. Todavía conocemos a ese efecto con su nombre.

Si bien es posible mezclar el sexo con otras actividades (como gastronomía para dos desde la cama o videos casuales para la pareja en casa) siempre todo girará en torno al sexo. ¿Es acaparador? Pues sí, así es. Pero este tipo de dominio lo aplaudimos aquí.

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