
Amarnos a escondidas… de su papá
Cuando yo estaba en el colegio, tuve la mala fortuna de tener a un juez como suegro.
Para un muchacho de 16, como yo en ese entonces, la idea de salir con la hija de un juez no habría sido tan desastrosa si nos hubiéramos llevado bien, pero creo que no.
El tipo no me quería. Una vez se me ocurrió llevarle serenata –a ella, claro– y cuando el señor se enteró de la idea lo prohibió terminantemente.
A las semanas ya le tenía prohibido a ella hablar conmigo. Entonces empezó la parte más linda: vernos a escondidas.
En esos días aprendí algo muy cierto, no hay lugares buenos o malos para esconderse; todo lugar es bueno si uno se está escondiendo.
Así como un beso inesperado vale más y sabe mejor que un beso común y corriente, una película juntos o una tarde caminando por la ciudad vale más si sabemos que le estamos llevando la contraria a alguien. No sé por qué pasa esto, pero pasa.
Debe ser una mezcla de adrenalina, que confundimos por pasión o fomenta el amor o algo así.
A lo largo de mi vida no he vuelto a tener una experiencia de secretismo en una relación así de clara. Sé de amigos que han salido con la hija del jefe sin que este lo sepa o a escondidas con la ex novia de su primo, situaciones que son algo similares a ver secretamente a la hija de un juez, pero yo me quedé con solo esa anécdota. A todos nos movía un poco el amor y otro poco el suspenso. ¿Y si nos agarran?
Por eso, cuando una de estas noches conversaba con unos colegas sobre el mejor lugar para esconderse o estar solo, concluí que son todos. Estar solos –que una pareja esté sola, digo– es más un asunto mental que geográfico. Podría estar en el parque central o en una fiesta multitudinaria, pero si logramos abstraernos de todo (y nos importa muy poco el mundo más allá de ella) no hace falta un búnker.
Y al revés: podemos estar solos en una sala de cine, ella y yo, que si estamos pensando otra cosa no estamos juntos. Por cierto, cuando vemos películas de miedo sabemos que la mitad terminará masacrado por el asesino loco, pero esa posibilidad (o certeza) es lo que nos mantiene ahí. Igual en este tipo de amores.
En algún momento de nuestras vidas todos vamos a hacer algo a escondidas. A algunos les saldrá, a otros no, pero si ya nos estamos tomando la molestia de hacer algo tratando de que ‘la autoridad’ no lo sepa, es porque nos gusta y porque queremos. Y dicen que en la guerra y en el amor, todo se vale.
¿Has hecho algo a escondidas? Cuéntanos qué tal te fue en el foro de Hablemos de Sexo y Amor.
Recuerda que te compartimos diferentes puntos de vista, que no necesariamente representan nuestra postura, la decisión final la tomas tú.
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