Las mujeres también engañan
La peor humillación que un hombre puede tener, sobre todo en Latinoamérica, es que la mujer sea quien lo engañe ¿Sí o no?
La noche en que se dejó llevar
‘René tuvo la culpa. Aún con anillo en el dedo y dos chiquillos esperando en la casa, se dejó ir en la pista de baile y no midió las horas. Fue después del primer condón, con esa densa bruma de sudor sobre su cuerpo, que el peso completo de la noche le cayó: había puestos los cuernos; había sido infiel’.
La maravilla de nombres como René es que permiten contar brevemente una escena, dejar de lado el género en adjetivos y pronombres y permitirle al lector la decisión de si René es hombre o mujer. Hagan la prueba: ¿Ustedes pensaron que René era un adúltero o una adúltera?
Es un caso interesante para hablar de la infidelidad desde un solo género. Primero, porque existe una especie de consenso callado y colectivo de que el hombre usualmente es quien engaña.
También hay datos objetivos: aunque el promedio de infidelidad en América Latina está en 63 por ciento, en hombres sube al 70 por ciento.
Somos unos ‘putos’, big news. Pregúntenle a Diego Rivera.
La traición así siempre es humillante, pero el macho latinoamericano la sufre el doble
Si René, la pecosa de ojos verdes, terminó la noche con otro es una afrenta no solo a la relación de pareja, sino al macho mismo. ¿Me cambias a mí, malagradecida? ¿Quieres que me digan El Venado?
Esa canción -¿quién no bailó con El Venado, quién?- ejemplifica el caso. Si a una mujer la engañan, él es un maldito y hacen barra para vengarla. Si es ella a él, es motivo de burla.
Y que no me digan en la esquina…
Uno de los informes más completos sobre infidelidad en nuestro continente (un estudio encargado en 2010 por el Grupo de Diarios de América) también dice que son los colombianos lo que más ‘ponen cachos’. Al menos, eso dicen. Los hombres más fieles son los uruguayos (47 por ciento) y en mujeres, las más fieles son argentinas (54 por ciento).
Sería interesante saber si esas cifras han aumentado o bajado con el tiempo. Yo no creo que tenga que ver con que las mujeres ahora entran más o menos al mercado laboral: el dinero compra la independencia económica, pero las ganas son gratis. Puede que dé alivio saber que tengo ahorros en el banco, en caso que me descubra mi marido, pero ¿en serio será que eso me detiene?
Es una época propicia para estas preguntas. Leí también por ahí que después de San Valentín se da uno de los picos de casos de infidelidad en la región. Demasiado tiempo en pareja, supongo. Así que entrando a un momento crítico, no se compliquen: