¿Se nos acabó la magia?
Cuando la monotonía nos alcanza, pareciera que todo ha llegado a su fin. Pero no, aún hay una luz al final del túnel y puede llegar a ser mucho más divertida.
Fuente | Nancy Martínez, columnista sexperta, apasionada de la escritura y el chocolate. Maestrante en Consejería y Educación de la Sexualidad.
Cuando conocemos a alguien que nos atrae mucho, pareciera que hay una explosión adentro de nosotros.
Estamos de buenas todo el tiempo, no nos cansamos de verle, queremos pasar todo el tiempo con él o con ella. El sexo es fantástico, las pláticas interminables.
Pero… conforme pasa el tiempo, la novedad se acaba.
- Dejamos de preocuparnos por el otro.
- Los lugares a los que íbamos ya no son tan interesantes como al principio.
- Las conversaciones se vuelven monótonas.
- Ya no queremos descubrir el mundo a su lado… preferiríamos hacerlo con alguien más, o incluso, sol@s.
- Lo que antes nos parecía divertido ahora nos aburre.
- Tenemos proyectos de vida diferentes y no logramos compaginarlos.
- Te sientes aburrid@ en su compañía.
¿Palomeaste más de dos puntos? Entonces, continúa leyendo:
Platicamos con Margarita Medina Noriega, médica de formación por la UNAM, maestra en Sexología Clínica por el IMESEX, con especialidades en Sexología Clínica y en Sexología Educativa por el IMESEX, quien nos dio varios puntos importantes sobre la monotonía y cómo ésta nos va comiendo la relación y nuestra vida sexual.
‘La monotonía es una consecuencia de la falta de comunicación. Te acostumbras a todo y se vuelve cansado. Se deja de hablar sobre lo que sucede entre ellos y, en realidad, las relaciones de pareja se tienen que ir actualizando, ya que todas las personas cambian a lo largo del tiempo, se modifican sus expectativas e intereses y si no se habla de esto, hay un alejamiento’.
Todo lo que pasa en un principio es parte del enamoramiento. Cuando este pasa, se cae en la rutina. Nos confiamos en saber cómo responderá el otro, comenzamos a decir: ‘ya sé que te vas a enojar; mejor ni te platico; siempre eres tan aburrida; nunca me escuchas’.
Comenzamos con el ir y venir de palabras hirientes y ahí, queridos lectores, es donde la cosa truena.
El sexo se convierte en obligación y se deja de disfrutar
Nilda Chiaraviglio, autora del libro ‘Pareja en construcción‘, en el capítulo donde habla del aburrimiento asegura lo siguiente:
‘Es un sentimiento difícil de definir, pero hay algo seguro, nos falta incertidumbre y nos sobra seguridad, comodidad, conservación. El aburrimiento, como la aventura, son maneras de enfrentar al tiempo. Es vivir la experiencia en tiempo presente como una experiencia sin valor, es un signo de peligro, de que algo anda mal en la relación‘.
Ahora bien, ¿Qué hacer cuando ya llegamos a este punto? ¿Es tiempo de decirnos adiós?
No necesariamente. Margarita nos dijo que hay que variarle, ‘hacer que sepa diferente lo que se come todos los días’.
- Hay que dedicarle tiempo a la pareja: salir a algún lugar nuevo, escaparse de la rutina, hacer algo que nunca habían hecho. Dejamos de vernos como amantes, perdemos el sentido de la aventura… ¡a-bu-rri-do!
- Platiquen, platiquen, platiquen. No den por sentado todo. ¿Qué pasaría si te dice que le gustaría hacerlo en algún motel lejano y tú nunca habías pensado en ello, pero te atrae la idea? ¡Compartan sus fantasías!
- Hagan cosas juntos, como tomar una clase de cocina, ¿Qué tal que descubren al próximo Master Chef y no sabían que duermen con él o con ella?
- Todo es válido siempre y cuando sea: seguro, sensato y consensuado. Si quieren hacer un trío, practicar bondage… todo se vale, sólo necesitan platicarlo y llegar a acuerdos.
Hay que dejar los miedos a un lado. Una relación siempre va a tener altas y bajas, el punto es que los dos se sientan en una relación renovada y libre de monotonía.