El aborto es una elección
Hablemos de Sexo y Amor

No me juzguen por elegir abortar

“Yo soy pro-vida. La vida comienza con la concepción. Cada niñ@ tiene derecho a vivir”, esa solía ser mi ingenua e insensata respuesta frente al tema del aborto

Nota original por: Olivia Mureithi.
Traducción por: Yunuén Amaro Villalobos.

La llamo insensata porque nunca había analizado a detalle la razón de por qué yo era, o mejor dicho porque creía ser pro-vida. Simplemente parecía ser lo políticamente correcto y más porque yo crecí en la iglesia.

Pero me tomó una crisis, un embarazo no deseado, para cambiar de postura y mis pensamientos respecto a la interrupción de un embarazo dieron un giro de 360 grados.

foro-banner

Todo sucedió muy rápido

Acababa de recibir mi título y conseguí un codiciado internado en una organización no gubernamental. Me sentía tan afortunada. La vida apenas estaba comenzando para mí y el mundo era mi otra mitad

Yo era lo que podríamos llamar “Una buena chica”. Cuando comencé a trabajar era tímida pero mi supervisor fue amable y paciente conmigo. Él comenzó a invitarme a comer para “Orientarme”.

Y siendo la chica ingenua que era, yo me lancé sobre la oportunidad. La comida se cambió por aventuras de fin de semana y paseos fuera de la ciudad. Mis compañeras de trabajo mayores notaron que algo andaba mal: 

Ten cuidado. El hombre es casado. Quizá no estés al tanto de esto, pero el tipo tiene reputación de engañar internas y botarlas después”.

Para entonces, él había comenzado a gustarme demasiado y simplemente no quise escuchar. 

Yo sabía que era en serio cuando un fin de semana íbamos caminando y me abrazó y besó. Sentí adrenalina recorrer todo mi cuerpo y, odio admitirlo, pero realmente no me importaba que estuviera lastimando a su esposa. 

Después me llevo a Dubái. Me sentí en la cima del mundo. Hasta entonces, ni siquiera había tenido pasaporte. Creí que había encontrado al indicado, tan absurdo como se pueda escuchar. Durante el viaje, compartimos la habitación y tuvimos sexo sin protección.

Nunca me había tomado la molestia de investigar acerca de la anticoncepción porque no estaba teniendo sexo antes. Jamás creí que pudiera quedar embarazada a la primera vez. 

Bueno… semanas después, mi periodo no se presentó en el día esperado. No pensé mucho en el riesgo de estar embarazada y hasta bromeé con mi supervisor al respecto: “¿Y si estoy embarazada?”.

Se burló pero estaba inquieto. “¿Tomaste tus pastillas?”, me preguntó. “¿Qué pastillas?”, le respondí. Se vio molesto y dijo:

Eres mujer. Deberías saber estas cosas y seguir un calendario para evitar un embarazo”. 

Esa fue nuestra primera pelea.

Más días pasaron y aun mi periodo no había llegado. En el día 15 después de mi retraso, decidí tomar una prueba de embarazo. Quería pedirle a mi supervisor que él comprara el kit, pero al ver que había dejado de hablarme, decidí ir por mi cuenta. 

Me dolió que él ni siquiera se molestara en preguntar si mi periodo había llegado.

Y pues, la prueba de embarazo salió positiva y cuando le comenté a mi supervisor me dijo que me deshiciera de él. 

Me lastimó mucho porque creí que él me amaba, pero honestamente, yo tampoco estaba lista para tener un bebé”.

Tomé el dinero que él me dio y pasé algunos días preguntándome si debía abortar o continuar con el embarazo. Finalmente fui a una clínica.

 Estaba completamente sola. Pensé en decírselo a mi madre, pero yo estaba demasiado asustada. Mi madre estaría molesta y decepcionada de mí.

Ya en la clínica, se estimó que aún era seguro para mí, tener un aborto médico, pero que sería muy doloroso. La otra opción era un aborto quirúrgico. El médico me sugirió este último porque era un procedimiento único. Dijo que sangraría un poco pero me recuperaría ese mismo día.

Por otro lado, con la opción médica, tendría que tomar dos pastillas a diferentes horas específicas y tendría un sangrado de hasta 10 días. Yo quería terminar con este calvario así que elegí la opción quirúrgica. Pero cuando entré a la sala de operaciones y vi los instrumentos quirúrgicos me congelé y lloré incontrolablemente. 

El médico me aconsejó mejor tomar las pastillas. Lo hice y sangré durante varios días. Tenía que cambiar de toalla cada hora. No fui a trabajar. De hecho, se podría decir que estaba “Prófuga”. No quería ver a mi supervisor ¡Nunca más!

Ya sé que dicen que la culpa aplastante viene con el procedimiento, pero me sentí aliviada”. 

No quería ser de esas madres que odian a sus hijos porque les recuerdan la traición. Hace ya 10 años que pasé por ese aborto y ahora estoy casada y con dos hijos.

Soy pro-aborto y eso no me convierte en anti-vida

Todos tenemos decisiones que tomar y forzar a una mujer a tener un bebé que no quiere no es una buena decisión, en mi opinión.

Claro, hubiese deseado haber tomado medidas preventivas como anticonceptivos, pero no me voy a matar a palos o permitir que alguien me menosprecie por mi decisión. 

Mi mensaje para la sociedad es: “Sí, sería mejor que no llegáramos al punto en que la mujer tiene que enfrentarse con la decisión de abortar, pero tampoco tenemos por qué juzgarla si eso es lo que ella quiere”.

¿Tienes dudas sobre el aborto? En el Foro de Hablemos de Sexo y Amorencontrarás información sustentada para tomar decisiones informadas y cuidar tu salud sexual.

 

¿Aprendiste algo nuevo?

Tell us what you think

Recent Comments (2)

HABLEMOS DE SEXO Y AMOR

Información libre, clara y sin rodeos sobre amor, sexo y relaciones