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‘Al fin intentamos mis fantasías sexuales’

By Redacción Hablemos de Sexo y Am on 30 enero, 201517 febrero, 2022

Patricia tenía ardientes fantasías sexuales que se moría por probar, pero le daba mucha pena decírselo a su esposo Samuel. Descubran qué pasó cuando compró el Kama Sutra.

Patricia tiene 25 años y es una profesional de informática en una ciudad cosmopolita

Me encanta estar casada, amo a mi marido y amo hacer el amor con él. Samuel es bueno en la cama pero sé que lo podríamos hacer mejor y darnos más placer si supiéramos lo que el otro desea.

Tenemos un repertorio de 3 ó 4 posiciones y siempre alternamos entre las mismas. Y casi nunca tenemos preliminares. ¡De verdad me pregunto si Samuel sabe siquiera qué son!

He fantaseado que Samuel me ponga contra la pared y que tengamos sexo de pie. A veces quisiera que actuáramos roles, como si yo fuera una enfermera sexy explorándolo completito, o que él me amarre y me bese todo el cuerpo. O simplemente experimentar con nuevas posiciones.

Ninfomaníaca

Pero solo de pensar en contarle mis fantasías sexuales, me ponía nerviosa, me apenaba y angustiaba.

Y lo dudaba mucho pues me preocupaba lo que Samuel fuera a pensar de mí si le contaba mis más profundos deseos sexuales. O sea, ¿qué tal si pensaba que me estaba pasando o que era una ninfomaníaca? O pensaba que tuve muchas experiencias sexuales o que veía demasiado porno. O qué tal si le afectaba a su hombría o se sentía que no era competente en la cama.

¡Lo que menos quería era hacerlo sentir incómodo o herir sus sentimientos! Claro que era un poco mi paranoia, pero así lo sentía en ese momento.

Inspirada por el Kama Sutra

Pronto me di cuenta que si no compartía mis fantasías con Samuel, nos íbamos a perder el estar más cerca y disfrutar de todo un nuevo viaje sexual juntos. Primero, lancé algunas pistas sutiles y unas no tan sutiles. Ya sea besando sus orejas y metiéndole la lengua o acariciando y apretando su pene antes de penetrarme.

Sabía que lo excitaba, pero nunca habló de eso.

Entonces compré un libro del Kama Sutra con muchas fotos con todo tipo de posiciones. Samuel estaba muy sorprendido cuando lo encontró casualmente olvidado en una mesita y me preguntó, ‘¿De dónde salió este libro?’ Yo entré en pánico y le dije que una amiga me lo había dado como broma picante. A lo que él respondió, ‘genial’.

Mayor intimidad

Su respuesta desenfadada me dio el empujón necesario para preguntarle qué le gustaba en la cama. Cuando estaba a punto de hablar, me sonrió pícaramente y dijo, ‘tal vez podríamos intentar algunas de estas posiciones más tarde!’ 

Lo miré casi en shock y le solté, ‘¿Por qué te tardaste tanto?’ Me dijo que no estaba seguro de que yo quisiera probar algo nuevo en la cama y que no quería que me sintiera obligada a hacer lo que él quisiera. ¡Caramba!, ¡Si tan solo alguno se hubiera atrevido a decir las cosas antes!

Pero nunca es tarde

Aún así, al principio me daba pena contarle mis fantasías y expresarme, pero con la ayuda de Samuel muy pronto superé el obstáculo. Ya me preguntaba qué me gustaba y me decía qué le gustaba a él, y lo mejor de todo es que si uno no estaba cómodo con alguna posición o fantasía, pasábamos a otra cosa. Ahora tenemos más intimidad que nunca, y lo más importante, estamos conectados en todos los niveles, física y emocionalmente.

¿Cuáles son tus experiencias al compartir tus fantasías sexuales con tu pareja? Cuéntanos dejando un comentario aquí debajo.