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El otro lado de Tinder

Reglas de seguridad de cómo usar las aplicaciones para conocer personas en plan romántico o sexual hay muchas, pero más allá de ellas, hay que saber lidiar con numerosos ‘engaños inocentes’

Fuente | Verónica Maza Bustamante (La doctora Verótika) periodista, educadora sexual, escritora, conferencista, promotora de los DDHH, melómana, exploradora de temas tabú 

Cuando surgió Tinder, lo vi con poco interés

No deseaba encontrar pareja ni tener sexo casual, así que no la descargué. Poco después, siendo honesta sobre mis intenciones, quería ver cómo funcionaba y, en una de esas, conocer un nuevo amigo.

Lo primero que me llamó la atención fueron las imágenes de perfil de muchos usuarios: iban de fotografías de bebés con vestidos ridículos a otras en donde el susodicho, que se decía soltero, aparecía en una playa abrazando a una mujer y rodeado de chiquillos. Dediqué una noche entera a reírme, junto con una amiga, por ello.

Me aburrí, aunque encontré a algunos chicos que me parecieron interesantes

Entonces platiqué con algunos de ellos y de inmediato les dije la verdad: estaba ahí porque quería conocer la app y charlar con usuarios para escribir al respecto. La mayoría de chicos se entusiasmaron cuando se los dije y comenzaron a narrarme numerosas historias.

Uno me platicó que conoció a una chica con la que acordó verse para tomar una copa. Estando en el bar conversaron animadamente, se rieron, bailaron. Al paso de las horas, él propuso ir a su casa.

Ella le dijo que lo haría encantada, pero cobraba mil pesos por dos horas o podían llegar a un acuerdo por toda la noche. Él se sintió engañado. Le preguntó si no le había parecido atractivo, si no le gustaría conocerlo porque sí. Ella dijo que en realidad estaba ahí por la plata, y si no tenía, le agradecía la velada y adiós.

Otro me contó sobre una chica con la que comenzó a chatear y en tres días recibió de su parte más mensajes que todos los que le habían mandado sus amigos en un año, es decir, iba de las preguntas sobre él a las intenciones que tendría con ella, a sus gustos, a contarle historias personales e insistir en la posibilidad de una relación formal.

Cuando él le dijo que lo abrumaba con tantos comentarios, ella se volvió agresiva, comenzó a atacarlo y hasta a amenazarlo. La bloqueó en el teléfono, las redes y la app, aunque quedó asustado durante varios días.

Engaños inocentes

Uno de los que vi en persona lucía muy diferente a su foto de perfil y al poco tiempo descubrí que teníamos poco en común, más allá de lo que me dijo en entrevista, así que nos despedimos.

Recordé la historia de una amiga, quien decidió conocer a un hombre que le pidió amistad en facebook. Cuando se vieron, él resultó ser 30 años más viejo de lo que había dicho (es decir, rondaba los 60 años), 20 kilos más pesado de lo que veía en sus fotos, pero con una simpatía y amabilidad que compensaba todo.

Decidió quedarse con él. Comenzaron a beber y al salir él se ofreció a llevarla a su casa, pero la policía con alcoholímetro estaba cerca. Cuando los detuvieron, él alcanzó a decirle que se fuera de inmediato, porque era casado y no quería que su esposa se enterara que iba acompañado. Sí, el Romeo tuvo que pasar esa noche en la cárcel y mi amiga no lo volvió a buscar.

El otro hombre que conocí lucía igual que en sus fotografías, tenía una conversación muy amena. Estaba divorciado con dos hijos jóvenes que vivían con él. Me ayudó en mi artículo y me hizo reír con historias desastrosas de Tinder. Hasta la fecha somos amigos, me he hecho compinche de sus hijos y nos hemos apoyado en diversas situaciones.

Creo que los dos le agradecemos al portal que nos haya reunido.



Historias con final feliz

También he sabido de parejas que se conocieron en Tinder. Otr@s amig@s, han tenido ‘sexo salvaje’, y se han enfrentado a la negación por usar condón, el engaño en cuanto al estatus marital, se han quedado abandonados con la cuenta del hotel y los consumos… o se la han pasado increíble durante una noche con personas que no volvieron a ver jamás.

Creo que una de las reglas principales para usar estas app es la de dejar la inocencia a un lado. Prepararse para cualquier eventualidad, verse en lugares públicos varias veces antes de llegar a la cama, llegar cargadas y cargados con preservativos, plantear las reglas del juego desde el principio, conocer lo más que se pueda a la otra persona.

A veces, en pocos minutos podemos determinar que alguien no nos gusta, pero otras no es tan sencillo ubicar esos ‘engaños inocentes’ que nos dejarán una experiencia agridulce.

¿Has utilizado tinder? si tu respuesta es si, platícanos en el  Foro de Hablemos de Sexo y Amor.

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