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¿Vivir juntos = menos sexo?

Cohabitar mata el deseo sexual. Contradictoriamente, se ven más, pero tienen menos sexo. Infrecuente y predecible.

Una leyenda urbana dice que si pones un garbanzo en un jarro cada vez que tienes sexo durante el primer año de convivencia y, después, sacas un garbanzo cada vez que lo practican en los años posteriores, el tarro nunca volverá a estar vacío.

La idea de vivir juntos con nuestra pareja esperamos que sea un buffet sexual, ilimitado y a todas horas. Sin embargo, la convivencia da más razones para huir del sexo que para tenerlo. Es un arma de doble filo porque, precisamente lo que nos puede parecer atractivo de vivir juntos es lo que, al final, termina matando la pasión.

Aquí tienen un lista de todas las posibles razones para que disminuya y empeore la vida sexual; y sus soluciones.

  • Estrés por el cambio

    El principio ya puede ser un problema: mudarse es poco sexy. Entre buscar un lugar que convenga a ambos, empacar, unir las finanzas y cuestiones económicas y pasar a convivir con una persona nueva puede resentir en la vida sexual. Además de que hay que comenzar a prestar atención a más detalles de la convivencia.

    Si el estrés de ese cambio tan grande ha afectado la vida sexual, es posible que con el tiempo se vuelva  a la normalidad. Pero hay otras cosas que empezarán a afectar.
  • Parece más fácil. Demasiado

    Al salir simplemente hay un aspecto e urgencia cada vez que una pareja tiene sexo. Hay que elegir los momentos de la semana que pueden o les viene bien verse. Pasan más tiempo sin verse y tienen que buscar un lugar donde tener intimidad, esperar a estar solos. Esto, que son obstáculos, también añaden excitación y emoción, como si fuera algo ilícito. Al removerlos y hacer más fáciles las condiciones para las relaciones pensamos que éstas serán más frecuentes, pero se convierten en rutinarias.

    Hay que buscar nuevas formas de mantener la chispa. No hay prisa. Crear obstáculos artificiales y juegos, como factores de urgencia o espera a la hora de tener sexo.
  • Pasan demasiado tiempo juntos

    Claro, durante la convivencia comienzan a pasar, irremediablemente, más tiempo juntos. Puede que demasiado. La fase inicial de “anidación”, donde todo es cálido y cómodo puede acabarse pronto. El tiempo de calidad que antes pasaban juntos comienza a perder significado y deja de ser para conectar y más para aburrirse y estar sin hacer nada en un mismo cuarto. No hay espacio en la pareja y es difícil construir el deseo cuando están siempre juntos.

    Hay que mantener vidas y proyectos individuales fuera de la relación. Aunque estén enamorados, no dejen de salir con amigos o cuidar sus aficiones y carreras profesionales. Hay que mantener cierta privacidad. Mantener este espacio ayuda en la vida sexual. Si no están disponibles para el otro todo el tiempo, el deseo mutuo aumentará de forma natural
  • Se vuelven muy cómodos con la pareja

    Acceso a detalles y aspectos poco sexis de la vida de una persona. Comenzamos a ser testigos de momentos feos de la otra persona y la ilusión muere un poco. Desde compartir baño hasta verlos con los mismos pantalones todos los días. Todo lo que nos hace tan humanos, pero que no contribuye a la sensualidad.

    Está bien sentirse cómodos con la pareja, pero hay que mantener la privacidad y no pierdan la energía para lucir bien para la pareja de vez en cuando.
  • No siempre quieren sexo o se vuelve una obligación

    Algunas personas están siempre preparadas para el sexo, mientras otras necesitan su tiempo, antes de vivir juntos y al organizar citas o encuentro ayudaba a la excitación. Al vivir juntos puede que cueste más para prepararse. Además de que pronto empiezan a “dejarlo para mañana”. Cada día.

    Mantengan días de citas y tiempo para disfrutar en pareja, juega en la casa. Saben que terminaran en el acto sexual y por tanto generan expectativas y tiempo para la preparación. Tampoco tienen por qué esperar a la noche o la hora de dormir.

El truco está en no acomodarse, ni en nuestra propia casa. Comenzar a vivir juntos es un momento feliz para toda pareja, pero requiere de un extra de comprensión y comunicación.

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