A favor de métodos de contracepción naturales

Stephanie Loayza tiene 23 años. Es peruana y católica. Acaba de terminar estudios en trabajo social y se dedica a la práctica de la docencia.  

Ella es una convencida de que los métodos naturales son la mejor alternativa para evitar embarazos no deseados. “Yo creo que es necesario que los jóvenes conozcan esas alternativas porque no solamente hablamos de embarazos no deseados.

Hay que buscar educar para el amor y yo creo que los métodos naturales nos empujan un poco hacia eso, porque parten del conocer tu cuerpo, saber cómo funciona y poder compartirlo con otro”.

Compartir con otros jóvenes significa para Stephanie que estos deben abrir su mente y su corazón a nuevas alternativas y que se cuestionen cómo puede ser de exclusivo ese amor y ese compartir su intimidad con otra persona.

Llegar a los jóvenes

Stephanie explica que la información sobre sexualidad en su país sí existe, pero no llega a todas partes. Se parte de dos enfoques. Primero uno a un nivel general, donde no se puede llegar a todos los jóvenes en exclusiva pero se les orienta a través de los medios de comunicación masiva, con spots y mensajes y se hacen también campañas de información sobre los distintos métodos.

Otro enfoque, y es el que Stephanie practica, es el del trabajo de campo, donde trata de congeniar algunos programas de educación con valores que muestren un poco también sobre el uso de métodos naturales y una serie de charlas para acompañar a los jóvenes que se cuestionan mucho sobre el tema. “Trabajamos en pequeños grupos de reflexión donde hacemos trabajos prácticos donde los jóvenes vayan plasmando lo que van aprendiendo y sus propias dudas respecto al tema”.

Para la anticoncepción ella prefiere los métodos naturales por sobre los recomendados por la medicina, como las pastillas anticonceptivas o las inyecciones, porque considera que estas pueden lograr efectos que los jóvenes no pueden ver a simple vista. “Podrían dañar el cuerpo y con el uso continuo de estos, en el caso particular de la mujer, se podría ir generando alguna posibilidad de cuando queramos tener niños no los podamos inclusive concebir”.

Los métodos de Stephanie

El método Billings, o de observación del moco cervical. La joven debe observar a lo largo de un mes cómo es la caída del moco, cómo va cambiando su textura. “mes a mes lo vas anotando y de acuerdo a eso pues ya vas conociendo cuáles son tus períodos de fertilidad”. Más información: www.billingsmexico.org

El método del ritmo,o de medición de la temperatura. Día tras día la joven se toma la temperatura y conoce los cambios, de tal manera que también puede determinar por calendario qué días está fértil y cuándo no. Más información: Geosalud.com

El entusiasmo de Stephanie por el método Billings la ha llevado a integrarse a una agrupación que también cuenta con instructores especializados en este método. “este es el método que los jóvenes aceptan más porque es algo más visible más palpable”, dice.

Como buena católica Stephanie no está a favor de las relaciones prematrimoniales, aunque es consciente de que no todos los católicos cumplen con esto.  “Yo les recomendaría a los jóvenes que usen el condón como última opción” dice Stephanie, “después de todo, lo dicho por el Papa fue un mensaje dirigido exclusivamente a los que son portadores del HIV o a las personas que se enfrentan a este riesgo”.

A favor del ABC

Si bien en Latinoamérica el peligro de contraer enfermedades de transmisión sexual no es tan elevado como en África, Stephanie manifiesta su curiosidad por las campañas que se realizan en ese continente, en específico Uganda, donde los índices de contagios muestran ya un ligero descenso.

A ella en particular le agrada la campaña del ABC que se practica actualmente en Uganda: “El ABC de Abstinence, Be faithful en Condom, ese plan estratégico de  abstenerse, ser fiel y usar condón, en ese orden, me parece que es muy efectivo para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual”.

La decisión de Stephanie

“Soy soltera, en todo caso, si tendría que cuidarme, apostaría mucho, en primer lugar, hacerlo cuando ya esté casada y usaría el método Billings. Lo haría por mí, pero le enseñaría a mi esposo cómo funciona mi cuerpo y cómo debe poder esperar esos momentos para querer tener un niño. Es un tema de involucrarse los dos, y tomarse un tiempo para conocerse yo creo que es muy necesario”

Stephanie es consciente de que en Latinoamérica no todos los jóvenes se toman ese tiempo y no siempre se da el caso ideal en que las relaciones de pareja son estables. “Los jóvenes generalmente no son lo suficientemente maduros para ejercer su sexualidad de forma responsable y suelen lanzarse a experimentar sin tomar mayores precauciones, de ahí la necesidad de un trabajo arduo en cuanto a la información sobre este tema y en el énfasis a una educación para el amor”.

El papel de los padres

A veces uno no quiere contar estos temas a sus padres porque le da vergüenza, porque tiene miedo o porque cree que, como son mayores y han vivido en otra época, no los entenderían. “De algún modo es cierto, pero yo creo que hay que reforzar los vínculos con los padres porque ¿quién nos conoce mejor que ellos?”

¿Y la cultura sexista?

L a televisión, la radio, o los carteles que uno ve en la calle trasmiten otro mensaje, muy diferente al que Stephanie quiere hacer llegar a los jóvenes.  Comerciales de televisión que relacionan el alcohol con el sexo, o que las mujeres sean mostradas de forma pública como objeto de deseo y la cultura machista en general, que en alguna medida hace perder el respeto hacia las mujeres , perturba el mensaje que ella quiere hacer llegar a sus  contemporáneos.

“Transmiten temas muy sugerentes y con otra mirada sobre el placer y la sexualidad, el tener sexo por tener sexo y no ir más allá de ello. Eso interfiere lamentablemente mucho en el trabajo que realizo pero de alguna forma nos hace ver que tenemos que ser más perseverantes y continuar con este trabajo”

Lo del machismo además ya está cambiando dice. “Lo veo mucho a mi alrededor. Hasta conozco casos en los que las mujeres son las que dominan, las que pegan, las que gritan y toman la batuta en la relación. Eso del machismo ya no es tanto como se difunde”.

El impacto de las charlas

Stephanie es muy optimista sobre el impacto que tienen sus charlas en el entorno a que se dirige. “Si hablamos de un grupo de 20 yo creo que se puede hacer un trabajo bueno y respetable con unas 15 personas, es decir un 75 por ciento que se involucra en el tema y acepta el tema como opción.

Su deseo más grande es que haya más información. Que los jóvenes tengan más posibilidades, más ideas de lo que es una buena sexualidad y no solamente lo que se escucha a diario respecto a la utilización de métodos anticonceptivos artificiales. “Que haya más información respecto a todo y que finalmente los jóvenes puedan tomar una decisión y que sean  consecuentes y responsables con lo que se genere”.

Y a tí, ¿qué te parece la opción se Stephanie? Deja tu comentario aquí abajo, o participa de nuestra discusión en redes.

¿Aprendiste algo nuevo?

Tell us what you think

HABLEMOS DE SEXO Y AMOR

Información libre, clara y sin rodeos sobre amor, sexo y relaciones