Empoderando a las trabajadoras sexuales
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Empoderando a las trabajadoras sexuales

Desde citas sexuales pagadas, hasta salidas a cenar como ‘damas de compañía’. El trabajo sexual tiene sus variantes y es ejercido en muchas partes del mundo. ¿Quién vela por los derechos de estas personas?

En Hong Kong vive la activista de salud y derechos reproductivos Bowie Lam. Ella dirige la organización ‘Teen’s Key‘, que provee servicios a jóvenes trabajadoras sexuales.

Ella comenta que algunas de estas mujeres no se identifican como ‘trabajadoras sexuales‘; piensan que lo hacen es ‘tener citas con compensaciones’, ya que muchas van con sus clientes de compras, a cenar o al cine.

Para Bowie, esto tiene muchos riesgos, ya que se borran los límites entre las trabajadoras sexuales y los clientes: ‘Ellas los consideran amigos y desarrollan confianza, por lo que pierden poder para negociar el uso del condón. Los clientes pagan más dinero y así ya no usan condones. Otras chicas van a sus casas pensando que son sus amigos pero resulta que tienen una cámara escondida para grabar el encuentro y después chantajearlas. Como estas chicas son muy jóvenes, no acuden a la policía para pedir ayuda’. Desde 2011, Bowie ha trabajado con más de 3,000 trabajadoras sexuales en Hong Kong.

Placer y culpa

En ‘Teen’s Key’, Bowie provee un espacio seguro para que jóvenes trabajadoras sexuales puedan platicar sobre salud y placer sexual. Es común que algunas de ellas sientan culpa si tienen una experiencia sexual positiva durante el trabajo: ‘En uno de nuestros grupos, una chica dijo que tuvo un orgasmo con uno de sus clientes, y no con su novio. Esto hizo que se sintiera muy culpable’.

Los problemas de salud sexual más comunes que tienen las jóvenes se relacionan con anticoncepción y uso del condón.

Si no están seguras de que no pueden quedar embarazadas, no pueden disfrutar del sexo. Las chicas que tienen la capacidad para negociar el uso del condón disfrutan del sexo y de su trabajo. Otras chicas tienen preocupaciones sobre la calidad de los condones distribuidos por el Departamento de Salud, porque son más gruesos e incómodos: Ellas solo quieren encontrar condones que les hagan sentir cómodas.

Cultural sexual negativa

Los medios de comunicación en Hong Kong no facilitan las visiones positivas sobre la sexualidad: ‘Nunca usan términos relacionados con el placer sexual, especialmente cuando se refieren a mujeres jóvenes. Siempre hablan de los problemas: enfermedades de transmisión sexual o embarazos. Los medios también retratan a los jóvenes como descuidados e ignorantes’.

Recientemente, hubo un caso que generó mucha controversia. Una pareja joven estaba teniendo sexo en la calle durante la noche. Muchos tomaron fotos, otros querían denunciarlos con la policía y los medios trataron todo de una manera muy escandalosa. ‘Nadie habla del problema real que enfrenta la gente joven: No tienen un lugar para tener sexo. Tienen que vivir con sus padres hasta que trabajan. No pueden pagar un hotel y las rentas en Hong Kong son muy altas’.

Bowie también mencionó un grupo secreto de Facebook en donde la gente joven pone sus preguntas sobre sexo y las contestan otros jóvenes, pero algunas respuestas están mal: ‘En vez de tratar de generar un espacio donde los jóvenes puedan aprender bien sobre sexualidad, muchos maestros y adultos solo han tratado de cerrar este grupo’.

Las escuelas tampoco son muy abiertas cuando se trata de educación sexual: ‘El maestro decide si habla o no sobre sexo. Si tienes suerte, tal vez tendrás una clase. Sin embargo, esa clase se enfoca en los riesgos. Invitan a una persona que les enseña imágenes horribles de genitales con enfermedades. Sólo relacionan el sexo con consecuencias horribles y no hablan de la otra parte. Incluso para los activistas es raro hablar sobre placer’.

La confianza rompe tabúes

Para que los jóvenes hablen sobre placer sexual, Bowie cree que es importante que lo hagan en espacios seguros, donde no serán juzgados. Cuando le pregunté a Bowie sobre el tabú más grande que hay entre jóvenes trabajadoras sexuales, se refirió a la edad de consentimiento: ‘Si tienen menos de 16 años, no quieren hablar de su experiencia como trabajadoras sexuales. Tuvimos a una chica que vino a hacerse una prueba de infecciones. Primero dijo que tenía 25, después que tenía 21 y al final resultó que tenía 15. No nos quería decir por miedo a que la reportáramos con la policía. Pero nosotros no hacemos eso, a menos que se encuentren en peligro. Nos enfocamos en atender sus preocupaciones y después vamos a la policía con ellas si es necesario. La confianza es clave para que se abran con nosotros’.

¿Las trabajadoras sexuales en tu país cuentan con la protección necesaria para poder ejercer su actividad? Escríbenos tus comentarios o dudas en el foro.

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