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¿Qué son los micromachismos?

By Adriana Toledano on 20 noviembre, 201917 febrero, 2022

Existe un machismo que por su menor intensidad pasa desapercibido, lo vivimos día a día y por lo tanto, cada vez que ocurre, lo aceptamos.

Todas y todos, independientemente de nuestro género, reproducimos el machismo a través de los llamados micromachismos.

Para empezar, el machismo es el conjunto de actitudes y prácticas aprendidas hetero-sexistas que favorecen el mantenimiento de órdenes sociales en que las mujeres son sometidas o discriminadas, ya sea por personas de su mismo sexo u otro.

Los llamados micromachismos no son pequeños ni inofensivos por su prefijo, son solo las expresiones de machismo más normalizadas. 

Las expresiones de micromachismo son reproducidas incluso por personas que están conscientes del machismo y buscan erradicarlo. Son tan comunes que no les damos tanta importancia ni los consideramos referentes de los valores ‘reales’ de una persona.

Éstos impiden que vayamos a la raíz del asunto y denunciemos la violencia que implica que esos estereotipos sigan vigentes.

Dichas actitudes naturalizan, validan y alientan los estereotipos de género que anulan la libertad de todos y pesan especialmente sobre los cuerpos de las mujeres y personas sexualmente diversas.

Los reproducimos por costumbre, porque los hemos escuchado toda la vida o porque a veces nos dan risa involuntariamente, como un mal chiste.

También los reproducimos para castigar socialmente y dominar a otros, para sentirnos poderosos o bien para encajar.

Todo esto lo hacemos de manera inconsciente, por lo cual percibimos estas acciones, en todo caso, como ‘micro’ machismos: ‘no son intencionales y no hacen daño a nadie’, es el mensaje que la misma sociedad machista nos está comunicando.

Algunos ejemplos cotidianos de micromachismos:

• Los uniformes escolares o laborales por género, que limitan el libre desarrollo de la personalidad en ambos sexos y exponen a las niñas y mujeres al acoso, la incomodidad y la exclusión.
• Cuando una mujer paga en un restaurante y el mesero le devuelve el cambio al hombre, o cuando desde un inicio le pasa la cuenta al hombre dando por hecho que él paga.
• Pedirle a la única mujer que está en la reunión de trabajo que vaya por el café o que haga la relatoría, aún cuando su puesto puede ser más alto que el de los demás.
• Dudar de la palabra de una mujer que denuncia una violación pero nunca dudar de un hombre que denuncia un robo.
• Dar por hecho que una niña prefiere jugar con muñecas o pintarse las uñas y que un niño prefiere jugar con robots y coches. Peor aún, castigarlos cuando no expresan estas preferencias.
• Hablar sobre matrimonio, maternidad y rituales de belleza con tus hijas desde muy pequeñas y no hacerlo nunca con tus hijos.
• Cuando el jefe de una empresa le da un ascenso a un futuro papá porque necesitará más el dinero, pero a una futura mamá la baja de rango o la despide porque necesitará estar en casa con sus hijos.
• Decir ‘corres como niña’ o ‘no seas nena’.
• Decirle a un niño que no acepte un “no” como respuesta de una niña que le gusta, que debe seguir intentando hasta ‘conquistarla’.

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Como nos puede quedar claro con estos ejemplos, que son solo unos cuantos de miles, los micromachismos son situaciones y comentarios que están tan arraigados a nuestra sociedad y cultura que muchas personas aún no los cuestionan. Es necesario empezar a hacerlo, pues hombres y mujeres no seremos libres hasta que compartamos las mismas condiciones de libertad, dignidad y oportunidades.

¿Hay algún micromachismo que hayas cometido últimamente sin darte cuenta?

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Si quieres saber más del tema te sugerimos leer: ¿Tu autoestima, dignidad y amor propio son víctimas del micromachismo?