La droga llamada amor
Investigaciones demuestran una relación muy cercana entre los efectos que tiene sobre el cuerpo humano el enamoramiento y el consumo de drogas.
El amor es una droga, eso ya se sabe. Es un conocimiento popular pero también hay investigaciones que muestran que actúa en nuestro cuerpo como lo haría el producto que facilita su traficante favorito.
Al ritmo que vamos, los cárteles latinos van a terminar de casamenteros y vamos a seguir todos perdiendo.
Si no pregúntenle a un amigo mío que, de un tiempo a esta parte ha ido cambiando. Primero se veía de vez en cuando con su novia, pero últimamente no se le ve, está tan ensimismado en su relación, que ha ido cayendo una espiral similar a la que he visto pasar con amigos que han sido absorbidos por alguna droga. De pronto, no los reconoces más.
Dicho en cristiano: el amor nos enferma. La investigadora Stephanie Ortigue, de la Universidad de Syracuse, en Nueva York determinó que enamorarse afecta las áreas intelectuales del cerebro.
¿Será que los solteros son realmente más inteligentes?
Otros estudios y ensayos identifican y describen la enfermedad del amor como algo no sólo psicológico sino también físico: te pones eufórico, el corazón se te acelera, te sientes mal del estómago, te vienen sudores. Los “síntomas” difieren de persona a persona. Lo urgente es solucionar ese estado y para ello necesitas ´consumir´ para sentirte mejor.
¿Cómo vencer la ´amordicción´?
Hace un tiempo me pasó que no sabía que iba a pasar con una novia. Fueron unos días fatales. En el trabajo no podía concentrarme, andaba como zombi y el único refugio que encontraba eran los ratos que sacaba para hacer ejercicio: ir a correr por el barrio o juntarme con unos amigos para jugar fútbol. Hacer deportes o compartir con amistades es, digamos, una posible solución.
De no funcionar este método existe igual una buena noticia: tarde o temprano se te va a curar. Esto de la “amordependencia” sucede sobre todo al principio de las relaciones. Si bien tras buen tiempo juntos uno sigue produciendo la sustancia culpable del enamoramiento (la feniletilamina), las endorfinas vienen a nuestro rescate, lo que nos hace sentir más cómodos y felices con la pareja.
Y en el momento en que la endorfina supera a la otra sustancia, ganamos estabilidad emocional y el amor deja de ser esa droga que nos desbarata, para convertirse en el fenómenos que más tranquilidad nos da.
Yo ahora me encuentro en otra situación: actualmente tengo una relación más que saludable, donde vernos es una urgencia contenible: nos encanta, pero nada pasa si por algunos días no podemos pasar unas horas juntos. Otro amor es posible.
Bueno, salvo que la “química” no haya funcionado y te encuentres ahora sin pareja. Igual cúidate de los ´ traficantes´ de la droga del amor, que te los encuentras cuando menos te lo esperas.