La decisión de abortar
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La decisión de abortar

Tomar la decisión de abortar es algo que en este momento escapa a mi comprensión. Es así de sencillo.

Creo que soy relativamente bueno para ponerme en los zapatos de otras personas para comprender lo que pueden o no sentir en cierto momento, pero la maraña emocional y la bomba de sentimientos que puede ser tomar o no la decisión de un aborto en este momento escapa a mí.

Nunca me ha tocado considerar esta decisión, pero lo hemos hablado en mesas de amigos. Una vez, almorzando con unos colegas, se planteó la discusión: ¿qué harías ante tal o tal cosa? ¿abortarías?

Varios de mis amigos dieron sus posiciones: algunos que no lo harían jamás porque si les pasaba por descuidados, no había derecho de abortar. Otros dijeron que hay ocasiones donde se ve justificado y que tomarían la decisión de hacerlo. Cuando me llegó el turno, expliqué mi posición: la palabra final no es mía.

Primero, un paso atrás. ¿Por qué abortar o no hacerlo? Más allá de la discusión religiosa, creo que el aborto terapéutico –el aborto inducido por razones médicas, como la muerte del feto o que la vida de la madre peligre seriamente– debería ser un punto de partida. Sin embargo, hay seis países en el mundo (cuatro de ellos latinos: Nicaragua, Chile, República Dominicana y El Salvador) que no lo permiten. Eso me parece criminal.

Después, personalmente creo que las mujeres violadas deberían tener el derecho de abortar. Los que se oponen a esto dicen: no hay por qué sacrificar la vida de otra persona. Ahí vamos al meollo de la cuestión: ¿cuando dos células fecundadas son vida? ¿Al entrar el espermatozoide al óvulo? ¿Cuando pasan cierta cantidad de semanas? ¿Cuántas?

Volvamos al asunto inicial, que era tomar o no la decisión de interrumpir el embarazo. Abortar, creo yo, debería ser idealmente el resultado de una discusión entre la pareja. Una decisión consensuada, conjunta, con apoyo. Sin embargo, en esa conversación apareció algo más: ¿quién toma la decisión? ¿qué pasa si tu novia quiere abortar y vos no?

Pues nada, no se puede hacer prácticamente nada.

Yo creo que es su cuerpo y es finalmente su decisión.

Se puede tener una conversación seria, un debate fuerte, pero si al final del día ella sigue convencida de que el aborto es lo necesario, uno queda sin opciones. ¿Cómo vamos a impedir eso? No se puede y no se debe.

Eso no significa que uno “se quita el tiro” y le deje toda la decisión a ella. A esto nos metimos juntos (se necesita más de uno para hacer un bebé, ¿cierto?) y juntos deberíamos salir. Lo mejor es decir las cosas, hablarlas.

A las personas que han tenido o están teniendo esta discusión personal o con su pareja, les recomendamos buscar información con nuestros socios, como Marie Stopes en México o a Plafam en Venezuela. Allí podrán acercarse a buscar detalles, apoyo y consejo.

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