hombre pasando escoba
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¡Que vivan los “Amos de casa”!

Todos sabemos que ningún hombre se morirá por hacer su parte de las tareas domésticas, ¿pero será que incluso es mejor?

Hay un refrán ciertísimo: “una buena jornada de trabajo no matará a nadie”. Excepto los casos extremos, nadie morirá por pasar horas cultivando el campo, archivando facturas para el cierre fiscal o vendiendo pantalones en un mercado metropolitano. Es mejor evitar la fatiga, es cierto, pero el trabajo es casi inofensivo.

Lo mismo pasa con el trabajo doméstico y más cuando lo ejercen los hombres: tras décadas de avance en la igualdad, sabemos que los tipos cocinan arroz con carne, cambian pañales o planchan las camisas de sus hijos sin perecer en el intento. ¡Otra batalla ganada contra la muerte, colegas!

Pero, dejando de lado el espíritu progresista, ¿será que también nos hace bien asumir las tareas domésticas?

Cuando pensamos escribir sobre las nuevas masculinidades, hablamos sobre demostrar que los hombres podemos ser “amos de casa”, aunque dudamos sobre si podríamos probarlo. “Científicamente aún no podemos pero estoy cerca de lograrlo”, dijo mi editora. Traigo ahora las buenas noticias: como toda buena idea en esta vida, ya alguien se nos adelantó.

Sucede que existe un enorme campo de investigación centrado en este eje y tres investigadores de Estados Unidos, Suecia y Noruega asumieron la tarea de consolidarlo en febrero del 2014, como parte de un especial sobre el involucramiento del hombre en la familia.

¿Su conclusión tras analizar decenas de estudios previos? Existe evidencia cada vez más concluyente de que el involucramiento del hombre en el hogar hace más estables las parejas y tiene potencial para incrementar la fertilidad.

Por ejemplo, una investigación de parejas inglesas publicada en 2010 determinó que, al menos en ese país, las tareas hogares de padre tienden a estabilizar el matrimonio, sin importar si la madre tiene o no empleo.

Es decir, la ciencia comprueba lo que hace rato sabemos:

la división de trabajo en el hogar hace a las parejas más felices.

También, al parecer, las hace más fértiles, como prueban una serie de estudios realizados en varios países europeos. Los hombres somos mejores parejas, mejores padres y también más padres… de familia.

Las mujeres también lo sienten, especialmente al considerar ampliar la familia. Un estudio realizado en Suecia en 2013 determinó que las mujeres que encontraban que sus parejas no se involucraban en las tareas domésticas con su primer hijo postergaban otros embarazos, especialmente si tenían fuertes principios igualitarios.

Un elemento curioso: no parece haber una palabra o frase en español para el hombre que se dedica a las tareas domésticas de manera exclusiva. La versión masculina de la ama de casa, por decirlo de algún modo.

De hecho, si uno busca “ama de casa hombre” en Google, los primeros resultados se hacen la misma pregunta: ¿cómo se llama eso? Este es un gentil recordatorio de que también las luchas semánticas tenemos que abordarlas.

En resumen, está la ciencia y están también los argumentos morales. Con esto, si eres un hombre que todavía no sabe planchar o lavar la ropa de cama, abre YouTube y busca un tutorial, porque los matrimonios del siglo XXI lo tienen como prerrequisito. Y a nadie matará cumplir con su cuota de trabajo en el hogar.

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