Soy Sergio, y tengo sueños húmedos

Fantasías a la orden

Mis otras primas solían pasar las vacaciones de verano con nosotros y, por lo general, acostumbrábamos a compartir la cama entre dos o tres de nosotros. Después de reprenderme, mi padre me aseó, cambió de ropa y me llevó a su habitación para una ‘charla’. Una vez allí, me siguió reprendiendo y me preguntaba si acaso había estado mirando películas pornográficas, leyendo novelas o teniendo fantasías eróticas con mujeres.

¿Perverso yo?

Después me advirtió que, de seguir así, terminaría mal y no podría concentrarme en los estudios. Pero, en ningún momento logré que me dijera exactamente qué error había cometido yo. Al final de la charla, me desplomé sin lograr comprender en qué había fallado. Aparentemente, yo estaba haciendo algo malo sin saberlo, y me sentí como un ser perverso.

Lo que siguió después fue un período de inusual silencio, pues, por temor a disgustar a mi padre, mis primas me evadían, y mi madre ni siquiera me dirigió la mirada durante toda una semana. Y mientras que mis primas desayunaban como siempre, con leche entre otras cosas, mi madre me aseguró que la leche no me haría bien y que debería beber jugo de frutas. Después, me anunció que, hasta nueva orden, no me permitían mirar televisión, y me daban remedios caseros, asumo que para curarme.

Culpable y sin saber por qué

Después de evadirme por algunos días, mi padre me volvió a llamar para darme otro de sus sermones. Ese día me explicó que la prohibición de beber leche y mirar televisión eran para mi propio bien, de otro modo, si no cambiaba la situación, me debilitaría mucho, perdería la concentración en mis estudios y nunca podría tener hijos.

Yo me sentía infeliz y lleno de culpabilidad; anhelaba que me curaran y, con tal fin, seguía sus estúpidas normas y tratamientos. Pero, fue inútil, ya que ocurrieron nuevos ‘accidentes’, aunque, por fortuna logré ocultarlos a tiempo y nunca nadie se enteró.

TRANQUILO, esto es más natural de lo que crees

No tiene sentido preocuparte porque te suceda como al chico de la historia, es algo completamente normal. El pene es un órgano que proporciona placer al hombre al tocarlo o manipularlo aunque también un simple roce puede estimularlo.

Algo tan sencillo como lo que ocurre durante muchas noches, provocado por sueños, contacto con las sábanas o, por ejemplo, y si piensas en alguien que te gusta. Esto provoca una erección y posiblemente una eyaculación.

Sergio (nombre ficticio), tiene 24 años y trabaja como gerente de marketing.

¿Has tenido alguna vez un sueño húmedo? ¿Ha sido tan problemático como la historia de Sergio? Cuéntanos tu historia.