Amores de verano
Totalmente a favor. Me declaro fan incondicional de los amores de verano. Llegan con los primeros rayos de sol y cuando acaban las vacaciones ¡ciao!
De hecho, todos los amores que he tenido han sido de verano, me acabo de dar cuenta. Me gustan tanto porque tengo mucho tiempo para ellos.
Muchas relaciones que he intentado empezar durante el año se han estropeado por falta de dedicación: trabajo, exámenes… la vida en general se me mete en medio. Pero en verano, hay vacaciones, tiempo, descanso, hobbies, buen humor, calor y muchas ganas.
¿Por qué funcionan tan bien esos amores? Porque son simples, todos sabemos las reglas y no hay malos entendidos. Son dulces y frescos como los helados. Incluso, quizás con un amor de verano seamos más honestos y naturales que con otro cualquiera porque no hay pretensión de más, ni presiones. Incluso, las suegras están de vacaciones.
Pueden actuar como una pareja de años y hasta ¡fingir que están enamorados! Es más, lo hermoso de un amor de verano es que quieres de verdad y pocas cosas dan tantas ilusiones. Aunque sepas que ese sentimiento acabará con las primeras brisas otoñales…
Los amores de verano nunca pasan de ahí, yo no contaría con ello, a menos que no utilices condón y te lleves un regalito para el resto del año.
Pero si funcionamos ahora, ¿por qué no puede durar más? Porque nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. El hecho de que el amor sea pasajero, no significa que no sea amor. Es una relación normal, solo que sabes cuándo terminará.
Y de hecho, hasta los adiós están bien. Es un amor que acaba bonito, con buenos deseos y dulces recuerdos. Generalmente de forma muy natural:
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Quizás, con un poco de suerte, nos volvamos a ver el año que viene, lo cual sería conveniente porque ahorras el tiempo de buscar un nuevo amor de verano.
