En clases con la novia
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En clases con la novia

Hay clases de novios y clases con los novios, también hay novios con clase y novios solo durante clases, pero todas esas cosas son diferentes.

La primera sería una reflexión taxonómica, la segunda un momento en el tiempo, la tercera una bendición (para algunas) y la cuarta una puerta al amor libre. Hoy hablaremos del segundo escenario: ¿cómo lidiar con mi novia cuando está en mi clase?

Sea gracias a mi ángel guardián o a mi instinto de autoconservación, nunca he tenido una novia en la misma aula de escuela, colegio o universidad. De hecho, tampoco he tenido una novia estable de mi generación, ni siquiera en tiempo del colegio cuando era tan usual eso. ¿Por qué ángel guardián? Porque son pocas las relaciones que logran sobrevivir situaciones así.

Aun cuando nunca viví en carne propia estos eventos, lo vi tantas veces en amigos y amigas que puedo hablar del tema. Desde amoríos inocentes de mis mejores amigos con una muchacha de clase de matemática hasta la aparentemente saludable relación de dos colegas de un curso de periodismo.

Además, puedo aportar un precedente valioso: durante un tiempo que dirigí un curso de química en el colegio (¿química, este tipo? sí, lo sé, suena raro) tuve como alumna a mi novia de ese momento y a una exnovia, todo mientras los tres éramos estudiantes de colegio. La experiencia fue enriquecedora como persona.

Hago la salvedad: no condeno los noviazgos con personas con quienes se comparten lecciones.

Son lindos, de verdad que sí. Es compartir más tiempo juntos, verse más, tener más chance de hablar las cosas que nos interesa, de hacer los trabajos juntos y después poder pasar el resto de la tarde viendo al cielo o escapados en algún rincón. Pero ese exceso de tiempo en pareja es el que muchas veces termina siendo fatal para las relaciones.

Lo que condeno son las parejas que no logran dosificar su tiempo en clases. Usualmente, cuando hay problemas, pasa una de dos cosas: o pasan demasiado tiempo juntos y no logran encontrar tiempo para sí mismos (entonces es un conflicto para ellos) o no saben distinguir el tiempo solos en pareja con el tiempo en sociedad (y es problemático para ellos y para los demás).

El secreto para lidiar con ambos es sencillo. Hay que tener muy claro cuáles son los límites de cada momento. Es lo mismo que estar casado con una mujer del mismo lugar de trabajo: en la oficina somos profesionales y colegas, en la casa ya se verá. En clases, es importante comprender que somos novios, sí, pero en este caso también compañeros y hay otras responsabilidades que atender.

Esto no es puritanismo, de por favor no se besen en público ni se tomen de las manos. Eso no da ni más ni menos, porque las muestras de afecto no son las que marcan el ritmo de una relación. Es otro indicador, la actitud diaria, la capacidad de tener cada quien su vida, pero además una vida en conjunto.
Pasar tanto tiempo juntos en la misma clase podría afectar un poco esa vida independiente.

También reconozco que hay parejas que han logrado mantener perfectamente bien una vida cercana en clase. Tengo amigos que lo han hecho. ¿Por qué? Porque no todas las relaciones son iguales y hay casos en que sí funciona. Si no sirve mi receta o la de otro, pruebe algo más. Lo cierto es que tener la pareja en clase puede ser un reto, pero también una maravilla: para los noviazgos estables, que llevan tiempo y se saben tener paciencia y amor, pasar más tiempo juntos puede ser fantástico.

Todo dependerá del ritmo con que maneje la situación. En mi caso, tomé una decisión previsible para las clases de química: aquí soy Suiza. Durante la hora y resto que duraba la clase, era neutral. El novio y el exnovio regresaría al final, por ahora solo quedaba Diego, el que enseñaba los elementos de la tabla periódica. Mi novia llevó las de perder, si tomamos las categorías del primer párrafo: terminó teniendo una clase sin novio.

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