Sí, vamos a la cama
Es la historia de siempre: chica conoce a chico, se gustan, coquetean un tiempo hasta que un día deciden salir. Se ríen juntos, se siguen gustando cada vez más y se besan. Maravilloso.
¿Cómo y cuándo puedes saber que es el momento del ‘sí, quiero tener sexo contigo’?
Puede haber pasado una semana, dos, un mes… ¿en qué momento ese ‘desconocido’ debe tener acceso a tu intimidad?
Eso de que ‘lo sabes y el momento surge’ no siempre es verdad
¿Cómo que surge? Porque eso plantea otras muchas preguntas: ¿y si ‘surge’ en un parque, en un tren o el cine y si no estoy preparada o es demasiado pronto y piensa que soy una ‘fresca’?
Esta ‘Teoría del Surgimiento’ sería perfectamente aplicable en una película donde la parejita en cuestión, por caprichos del destino, se encuentra sola en una cabaña en las montañas o en una habitación frente a la playa; en pleno fin de semana, cuando no hay que trabajar ni estudiar; cuando los calzones son del mismo color que el sostén y no hay que pasar a comprar preservativos; además, nunca falta la música romántica de fondo y ella jamás está en sus días.
En las películas y telenovelas están creadas todas las condiciones para decir ‘sí, surjamos’.
En la vida real vivimos con padres, compañeros de piso, mascotas, despertadores que suenan, deberes que terminar y trabajos de los que salimos tarde. En un viernes cualquiera, tras la típica cita de cine y cena te detienes con el Señor X en una esquina, ésa en la que tú te vas a la izquierda y él sigue recto. Por supuesto, surge el típico beso de despedida. Y en el aire, así como un eco, suena una frase que cuelga entre lengua y lengua y hasta los transeúntes de alrededor pueden escuchar: ‘¿quieres venir a mi casa a tomar algo?’
Ése es el momento de la verdad, en el que Señor X ya sabe lo que quieres y tú acabas de desnudarte, emocionalmente hablando, en mitad de la calle y con toda la gente mirando. Surgió.
Pero eso no fue casual en absoluto, porque desde que despertaste decidiste que era el momento. Te levantaste, cambiaste las sábanas, porque esas de florecitas no son muy sensuales que digamos; te pusiste el conjunto azul, porque es demasiado pronto para el rojo; tus padres están de viaje, mañana es sábado y después de un mes saliendo, la cosa ya está asentada.
Esa misma mañana dijiste: ¡hoy surge!
