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Cirugía para las caras bonitas

Actualmente intento quitarme unos kilos, como siempre, es la historia de mi vida. Mía y de, más o menos, el resto de las mujeres del hemisferio occidental.

Todas tenemos algo de nuestro cuerpo que queremos cambiar, hasta esas mujeres que se parecen a las chicas de las revistas tienen inseguridades.

Las muchachas de pelo rizado lo quieren liso, las de pechos grandes los quieren pequeños y las que tienen labios delgados los quieren anchos. Obviamente, cuando ya nos vemos como deseábamos, queremos un nuevo look.

Cuando nos miramos al espejo es cuando hacemos la gran pregunta ‘¿por qué no existirá la magia, por qué no puede venir un genio y cambiarme estas piernitas por unos muslos de tamaño razonable? Qué baile ni qué baile, si se me presenta mi hada madrina le pido una talla 90 de ajustador, que con un escote así, el príncipe ya caerá solito.

 

La cirugía plástica es para arreglar esos pequeños defectillos de fábrica, que no tienen solución natural o queremos componer rápido y sin esfuerzo.

Al principio quise hablar sobre los riesgos que supone someterse a una > operación de este tipo e incluir las estadísticas de fallos y problemas que da entrar a un quirófano. Sin embargo, según leía y leía, me di cuenta de que nada de eso importaba, aunque debería, pues la persona que quiera operarse lo hará sin importar los números.

¿Se trata de un problema estético, funcional o de amor propio?

Si tengo las orejas muy abiertas y me molesta ¿por qué no iba a someterme a una pequeña operación y salir a la mañana siguiente como siempre he querido ser y sonreírme en el espejo?

Mis cuestionamientos vienen más tarde. Concretamente, cuando veo una chica, que se ve a simple vista que era preciosa al natural, con dos globos de plástico bajo el cuello o los labios como si le acabara de picar una avispa, o esas actrices que me hacían llorar años atrás con la cara totalmente paralizada. 

 


Eso me hace preguntarme realmente por qué nos operamos. O, mejor dicho, ¿por qué estamos tan ofuscadas con vernos perfectas’?

Una obsesión tan grande, que ya ha sido catalogada como adicción, va más allá del simple amor propio. Mi gran apuesta es la inconformidad. Hay muchos tipos de mujeres y casi nunca estamos contentas con el grupo en el que hemos caído, además, socialmente siempre hay un estilo más reverenciado que otro. Y no hablemos de ‘me quiero poner más tetas porque a mi novio no le gustan tan pequeñas y me ha dicho que me va a dejar’.

En la cirugía, como en todo, el éxito está en el equilibrio y en no volverse loco. Si tu problema es una nariz muy grande que siempre te has querido quitar, hazlo, pero si tienes una nariz perfectamente normal, lo que necesitas es autoestima y esa la consigues en terapia psicológica, no en el quirófano.

Es muy probable que junto a tu nariz tengas unos ojos preciosos, hay escotes que quedan increíblemente bien con poco pecho y siempre encontrarás una persona a la que le gusten los muslos más anchos que un lápiz. A largo plazo, la mejor solución a nuestros problemas de imagen es mirarnos al espejo y ver atractivos nuestros propios defectos.



Y tú, ¿has pensado en operarte? Cuéntanos en el foro de Hablemos de Sexo y Amor.

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