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De cuando me animé a entrar a una sex shop

Visitar una sex shop no es lo mismo que visitar una juguetería, sí que te diviertes y lo quieres todo, pero qué vergüenza entrar.

¡Aviso! Aunque uno vaya a una sex shop a reírse puede despertar esa fierecilla que no sabías que dormía en tu cabeza.

Ya sea para buscar realmente una nueva forma de diversión con la pareja o para entretenerse un rato, está increíble visitar estas tiendas especializadas en “sex toys”, en donde encuentras desde lubricantes hasta enormes penes amarillo fosforescente.

Recorres las dos primeras estanterías como un niño que señala carritos en miniatura.

-Vamos a ver qué tienen aquí… – ¡mira eso! Pero ¿quién puede usar esta cosa? ¿Y para qué será eso otro? Y eso es para… ¿QUÉ?

Hasta que piensas: Mmm… pues eso no parece mala idea… Amiga, has caído.

Así que apenas dos metros de la puerta empiezas a hacer una lista de todo lo que te gustaría, lo que probarías y lo que dudarías en hacer en caso de que quiera tu pareja.

Hay varios tipos de sex shops para todos los antojos, gustos y bolsillos. 

Los que parecen el cuarto de complementos de una película porno y los que puedes confundir con una joyería de lujo, pero en ambos, una vez que cruzas la puerta, lo primero que notas es la enorme cantidad de juguetes sexuales: penes de todas formas y tamaños te miran curiosos. ‘Chicos, todos a la vez no, por favor’.

Y es que los consoladores son mucho más importantes de lo que imaginamos.

Lo inventaron a finales del s. XIX como la cura a una enfermedad: la histeria femenina. Sufrida por mujeres casadas que no habían conocido el orgasmo, la cura consistía en la estimulación manual de la vagina. Hasta que a un doctor se le cansaron los dedos y decidió ponerle un motor a una especie de plumero.

Ahora son un poco más sofisticados y podemos elegir, por ejemplo: entre consolador, vibrador o dildo.

  • El consolador imita un pene erecto y la mujer se encarga de marcar manualmente el ritmo que desee.
  • Los vibradores son como un consolador pero poseen un motor interno que lo hace vibrar. Debe ser más cómodo, pero ¿no electrocuta ni nada? No se rían, es una pregunta válida… Y no, no electrocutan.
  • Los dildos son más pequeños. Un tamaño portable para llevar en la cosmetiquera o bolsa y utilizarlo como un paracetamol cuando tenemos ataques de histeria. Lo normal… Y luego nos critican porque llevamos muchas cosas en el bolso.

 


Cuando somos pequeñas pensamos cómo será nuestro futuro marido: con ojos azules, alto, rubio… Pues bien, ahora podemos elegir entre realistas, semirealistas, con colores diferentes, que brillan en la oscuridad e, incluso, vello. Así que si alguna vez habías pensado en acostarte con un pitufo es tu momento: elige el azul clarito.

Luego hay otra gama para las más exigentes: los vibradores de diseño. Con un material más suave, una forma preciosa que lo mismo te da un orgasmo que te decora una estantería. Y tú te preguntarás: ¿y si mi vagina no es de diseño? ¿Y si es normal? En realidad, lo mejor que tienen son las baterías recargables, no se me ocurre peor momento para que se acaben las pilas.

Informándome para este artículo vi que en muchas páginas web recomiendan ir probando y si un consolador no nos satisface o nos incomoda probar con otro. No sé ustedes, pero mi economía no está para pruebas. ¿Qué pasa si no me gusta? ¿Se podrá devolver? 



Tú qué crees que suceda en estos casos, cuéntanos en el foro de Hablemos de Sexo y Amor.

 

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Recent Comments (1)

  1. Muy ingenioso, Gabriela
    Me ha encantado la manera en que lo has narrado. Me has hecho reir. Pero me quedo con la impresión de que el tema da para más, así es que anímate a ampliarlo, para las que no hemos ido…

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