Salir del Clóset en México
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¡A salir del armario en México!

Lo que comenzó con la intención de hacer conocer a sus amigos y familiares holandeses su tierra natal, terminó como una manifestación política de que, a pesar de algunas presiones sociales, los mexicanos sí pueden salir del armario.

Si bien no reside en el país, los vínculos profesionales, emocionales y familiares de José Carlos Gómez Aguilar aún continúan en México.

De allí que su matrimonio con el holandés Olaf Helias Wessels tenía que celebrarse en su país natal. “Al ver que en México se daban reformas en el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo, pensamos con razón que tenía que ser México, más que Holanda, el lugar donde celebrar nuestro matrimonio”.

Boda número mil

La unión habría pasado desapercibida si no fuese por unas complicaciones en los trámites burocráticos. Desde que en el 2009 se aprobó la ley de alianzas entre personas del mismo sexo en el Distrito Federal, no todos los funcionarios muestran comprensión al momento de gestionar un matrimonio gay y algo de esto parece haber influenciado en los trámites de Gómez y Wessels.

“Por una parte los problemas mismos de la burocracia mexicana, pero también la actitud de algunos burócratas, que a veces no están a favor de la reforma pero que tienen que hacer los trámites, todo eso nos trajo muchos problemas”, sostiene Gómez Aguilar.

Afortunadamente, con la ayuda de un abogado, los papeles fueron aceptados y cuando todos los documentos fueron enviados al Registro Civil Central de Ciudad de México, las autoridades allí se dieron cuenta de que se trataba de la boda número mil de su tipo en todo el país.

“De casi no casarnos- dice Gómez Aguilar- nos convertimos en la boda mil, lo que trajo como resultado una atención de los medios muy grande”.

Amor sin fronteras

Gómez vive ya más de doce años en Holanda y comenzó su relación con Wessels hace tres años y medio. “Nos conocimos en Ámsterdam y, al poco tiempo de iniciada la relación, contemplamos la posibilidad de llegar al matrimonio. La decisión de casarnos en México, por un lado, fue porque queríamos llevar amigos a México para que conozcan mi país de origen y por otro lado, hacer una especie de manifestación política y de apoyo a esta legislación”.

Esta reforma de las leyes sobre el matrimonio, indica Gómez, fue en un principio muy resistida por los grupos conservadores y políticos del país, por los empresarios y por la iglesia católica, que buscaban echar atrás todo lo hecho para lograr la legislación del matrimonio entre personas del mismo sexo. “Afortunadamente no se pudo echar atrás, la corte suprema declaró válido y legítimo el reconocimiento del matrimonio y entonces, para nosotros, esto también fue apoyar una reforma de ley”.

Aún existen prejuicios

A pesar de los cambios en Ciudad de México y de los planes de permitir uniones civiles en otros estados mexicanos, Gómez Aguilar reconoce que aún falta mucho para cambiar mentalidades y actitudes en su país. “Todavía hay activistas que son atacados, discriminados, la homofobia es una realidad en México”.
Para la celebración de la boda, Gómez y Wessels debieron ser cautos al momento de hacerse público el evento. “Decidimos escribir un comunicado de prensa explicando las razones y motivos por los cuales nos casamos en Ciudad de México. Repartimos un comunicado por escrito entre los medios y les dimos tiempo para que nos tomasen fotografías antes de la boda y durante el matrimonio civil”.

Sin embargo, pidieron luego comprensión a la prensa, por lo que los periodistas y fotógrafos debían retirarse. “Lo tomaron muy bien. Obviamente nos pidieron un beso, pero no nos lo dimos no cuando estaba la prensa, si no, después. Es una cuestión de nuestra privacidad”.

Algunos cambios

Gómez Aguilar, Catedrático Asistente del Departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Leiden, recuerda cómo era la sociedad mexicana frente al tema durante la época de su infancia. “Yo me acuerdo que hace diez o quince años, cuando yo era niño, que en México la homosexualidad era una cuestión de mofa, de insultos, de discriminación”.
“Hoy nos estamos dando cuenta en México de que, a pesar del peso que todavía tiene la iglesia católica, por ejemplo, se están generando nuevos discursos y perspectivas en torno a la homosexualidad que son más incluyentes. Eso es un importante avance en América Latina”.

Gómez considera muy importantes estos cambios, no solo porque le toca a él y a su pareja en particular, sino también a muchas otras personas en todo México. “Por eso pensamos que era un momento muy importante para nosotros el decir ahí que somos también seres humanos, tenemos dignidad y tenemos también derechos como ciudadanos y los estamos ejerciendo”.

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