
Mi amigo, el maltratador de mujeres
Dicen que uno no elige a la familia, pero sí a los amigos. Pues yo tengo un amigo maltratador. ¿Qué me llevó a mí, entonces, a seguir una amistad con alguien cuyas acciones representan todo lo que detesto y considero una de las grandes lacras de la sociedad?
Fue incluso peor, debo admitir. Conocer su historia me hizo sentir compasión por él y se me volvió muy difícil rechazarlo.
Es duro decir que un maltratador te despierta compasión, pero así fue. Y seguro que en estos momentos me imaginan tomando café con un hombre rudo, peludo, con cara de molestia perpetua, una expresión de desprecio y ojos pequeños llenos de rabia y triunfo al contar cómo le había enseñado a su novia quién era el hombre de la casa. Sin embargo, mi amigo tiene ojos grandes que brillan de curiosidad, le gusta cantar y la primera vez que me admitió que pegaba a su novia, lo hizo llorando.
Contradictoriamente, muchas veces le había oído hablar de cómo el hombre tenía que ‘hacerse respetar ante la mujer’ cómo había que ‘controlarlas’ y ‘enseñarles quién manda’ como una dinámica de relación de lo más normal, como quien aconseja llevar a tu pareja a tomar un helado.
Quizá, para completar aún más su retrato debería decir que su primer par de zapatos los tuvo a los siete años, creció prácticamente en la calle, de adolescente vendía caramelos para vivir y mantener a su esposa (¡esposa!) y yo misma le enseñé el abecedario el año pasado.
Por supuesto, su padre maltrataba a su madre y en más de una ocasión, él lo vio.
El otro lado de la violencia de género
Hasta el momento, lo más cerca que había estado de un maltratador eran las fotos de las campañas de concientización de violencia machista, imagen más cercana al público general que no trabaja o se dedica a temas de género. Con esas caras siempre de malvado de Disney.
La mayor sorpresa es que al buscar información sobre el tema, muchos estudios psicológicos y sociales, hablan de causas generales del comportamiento del hombre maltratador, muy parecido al de mi amigo. Por ejemplo:
- Ser víctima de malos tratos, comportamiento que adoptan como forma de relacionarse.
- Inseguridad.
- Consideración de la pareja como una posesión.
- Necesidad de refuerzo ante un sentimiento de fracaso, entre otros.
Mi amigo es un maltratador de manual.
Los esfuerzos de concientización, prevención e intervención que han aumentado tanto en las dos últimas décadas, han estado más dirigidos a las mujeres. Lo que, por supuesto, quién lo duda, es vital, pero muchos especialistas insisten en no olvidar la investigación de soluciones y alternativas para los hombres maltratadores.
Las campañas de publicidad y de medios recurren a la imagen estereotipada del hombre violento que luego no tiene por qué coincidir con la realidad y hace más difícil reconocer a un maltratador cuando lo tienes delante. Hay que enseñar a las mujeres a defenderse y a la sociedad a reaccionar ante un caso cercano de maltrato, pero si alguien debe ser el sujeto principal de la educación de género es el hombre y, en especial, los niños.
Dicen que hace falta toda una aldea para criar a un niño, pues es la misma aldea la que cría a un hombre maltratador. Si hay algo evidente para quien profundice un poco en el tema de la violencia doméstica es la influencia de una mentalidad androcéntrica y machista que aún perpetúa unos roles de género desiguales.
La violencia es una conducta aprendida como comportamiento social e, incluso, como manera de supervivencia y resolución de conflictos y hay tanta falacia en la idea de que una mujer provoca el maltrato como en que los hombres son violentos por naturaleza. Y como estos, hay muchos mitos más alrededor de un tema tan complejo y sensible como éste.
¿Significa que mi amigo no es responsable de pegarle a su novia?
No. Los mismos expertos insisten en que dar tratamiento no significa considerarle no responsable y no debe ser un sustituto, sino un complemento de las medidas judiciales. Es claro que los hombres violentos deben ser responsables de sus conductas, pero sería cerrar los ojos y decir que son sólo violentos por naturaleza. Sobre todo porque nos deja sin ninguna posibilidad de acción. Decir que no hay solución o recuperación posible para un maltratador es decir que viviremos el problema de la violencia de género eternamente. Y si me ponen esa perspectiva por delante, que acaben con el mundo y cuelguen ya el cartel de cerrado.
Cuando mi amigo me dijo que él pegaba a su novia lo único que alcancé a responder fue ‘busca ayuda’. Y deseé que la encontrara porque, contrario a lo que yo pensaba, era obvio que él no era feliz comportándose así que, incluso, ser maltratador no era su verdadera naturaleza. Deseé que pudiera repensar su concepto de amor, de mujer y de hombre y que alguien le enseñara lo que es una relación igualitaria.
Cada 18 segundos una mujer es maltratada. Lo que significa, que cada 18 segundos un hombre es un maltratador.