
El cine que también es motel
Con cinco dólares en Costa Rica puedes conseguir muchas cosas, desde uno o dos libros en las librerías de viejo hasta una entrada a un cine porno.
El Cinema 2000 es un espacio con más de quinientas butacas para que los espectadores disfruten de filmes de sexo, pero en la práctica resulta algo más…
No sé si pasará en todo el mundo, pero el único cine porno de mi país se presta, naturalmente, para exploraciones sexuales más allá de poner los dos ojitos en la pantalla. Amparados en la oscuridad, bajan zippers, suben ganas y no hay mano ociosa. La masturbación colectiva con extraños no es lo mío, ni con conocidos, pero si alguien le quiere entrar, pues bien…
La epopeya no queda ahí, dicen los conocedores -que nunca se sabe quiénes son, pero siempre los hay-, que los asientos del 2000 mutan a colchón de motel pobre y ahí, sin pena ni gloria, son escenario de sesiones de sexo casual.
No hay mala cama para buenas ganas, decía uno de los del barrio.
A escondidas
Con estas salas de cine porno pasa lo mismo que con los clubes de swingers o las playas nudistas, están hechas para satisfacer ciertas preferencias. Son nichos muy particulares. Algo así como las librerías para recetas de cocina filipina o las zapaterías especializadas en botas de vaqueros. Para gustos, los condones.
Y está bien que existan espacios como éstos, donde un tipo que le gusta sentirse acompañado por otros mientras ve porno o hace de las suyas, pueda sentirse a gusto. Es la misma alegría que encontrar, en la tiendita de libros usados, el especial edición limitada de Sinigang na Baboy impreso en Manila en 1983. Son placeres sencillos, que en nada afectan a los demás.
No digo que esto deba ser una práctica extendida, que todos deban hacerlo. Todo lo contrario. Eso puede que le quite la gracia a ellos, esa esencia del underground, de bajarse los pantalones en un teatro a oscuras sin que nadie sepa. Nadie iría a las playas nudistas si fueran vox populi. Solo déjalo ser.
¿Deberíamos condenar esto? Bah, no creo. Nos preocupamos demasiado por lo que hacen los demás sin detenernos a pensar si eso nos afecta de algún modo. Sería diferente si me dijeras: ‘tengo en mi mano ocho estudios que indican que las personas que visitan cines porno son 57% más propensos a ser violadores’. Pero tales estudios no existen porque no es posible ligarlos.
Precisamente, ellos ya están felices liberando su energía sexual en el Cinema 2000, no tiene que hacerlo de nuevo. Calladitos y sin molestar a nadie. Y si, aún después de leer esto y pensarlo con calma sientes todavía un enojo hacia esos pobres diablos, ve a tu zapatería preferida o una librería de cocina filipina o llama a tu novia y dile: llego en diez minutos.
No hay mal que dure mil años si se conoce la cura…
¿Has ido a un cine porno, son ciertos los rumores? Cuéntanos tu experiencia en el foro de Hablemos de Sexo y Amor.
Recuerda que te compartimos diferentes puntos de vista, que no necesariamente representan nuestra postura, la decisión final la tomas tú.
Recuerdo una tarde que…
Recuerdo una tarde que estando arriba en el cinema sobandomela en los asientos un tipo que estaba adelante en la otra fila me la agarro riquisimo y se vino corriendo a sentarse al lado y se pego a mamarmela. Yo me retorcía y como a 2 metros había otro mae sobandosela. Le hice una seña para que se me acercara, se acercó y mientras a mi me la mamaban yo se la mamaba al otro que estaba de pie frente a mí cara con una enorme vergota. Ahí si que no aguante y me sacaron la leche.
Gracias por compartirnos tu…
Gracias por compartirnos tu experiencia sexual, Edward, nos alegra que hayas podido disfrutar. Solo no olvides la protección y a seguirle, claaaaro, si es que todo es consensuado y deseado ?. Felices placeres.