Mujer acostada con las manos sobre el rostro. — unsplash.com

Disciplina para los corazones rotos

By Gabriela on 17 junio, 201617 febrero, 2022

Las rupturas amorosas duelen y, a veces, mucho. Sin importar tu sexo, género u orientación, lo importante es que ¡te levantes! Y aprendas a sobrellevar las penas de amor. Aquí siete consejos.

Superar un desamor no es cosa fácil

Ya sea porque te han dejado o te han rechazado, requiere un esfuerzo sobrenatural o, a veces, así lo parece. Hoy vengo a ofrecerte unos trucos para superarlo, como esas dietas de 20 días… Será difícil, doloroso, duro y seguramente requerirá más fuerza de la que tenemos, pero ya estás mal, ¿no?

Intenta probar cosas nuevas en esta etapa, porque nada va a poner la cosa peor de como está. Así que si alguien te ofrece tomar un café, di que sí; saltar en paracaídas, di que sí; viajar a la India, di que sí, etc… Salvo teñirte el pelo, ¡mala idea! Lo que me lleva a las Reglas del desamor:

*Si las sigues a rajatabla, darán un resultado demostrado en un plazo de entre dos semanas y cinco años:

No te tiñas el pelo. No estás en condiciones de tomar decisiones sobre tu propia cabeza. Hay que evitar grandes decisiones en general. Solo piensa si el cambio que estás a punto de hacer te seguirá afectando en tres meses, de ser así, piénsatelo un poco más.
Asume que estás triste, porque lo estás. Sé que vivimos en una sociedad bien pensante donde hay que postear, al menos, una vez al día lo felices que somos; donde lo educado es contestar ‘bien’ cuando te preguntan ‘¿cómo estás?’ y donde la tristeza es un estado del que hay que huir lo más rápidamente posible. Pero así no es como funciona la cosa, cuando uno está triste, lo mínimo que debe hacer, es estar triste. La etapa de duelo ante una pérdida, sea cual sea, es importante.
Sé consciente de que no siempre vas a estarlo. Cuando creemos que estamos en el foso más profundo del dolor, llega la revelación, hay que dejarlo ir. Sí, hay que dejar pasar lo que más queremos en el mundo. Cuando las cosas se nos escapan de las manos y no hay solución, hay que dejarlas marchar.
Ponte ‘horas de llorar’. A mí esto me resultó muy eficaz, saber que podría llorar o simplemente estar triste a las 6 pm, mejoraba todo el día. Momentos en los que te permites a ti mismo/a llenarte la cabeza de recuerdos que te hacen feliz y desgraciado/a a partes iguales. Lo bueno de este punto es que pronto comprobarás que cada día necesitarás menos tiempo.
Intenta sufrir en lugares bonitos. Experiencia propia: puedes estar demasiado ‘triste’ para limpiar tu cuarto, pero, créeme, llorar en una habitación llena de tazas de té usadas, hojas sueltas y ropa tirada por el suelo no ayuda; además, el dolor merece un escenario más dramático. ¡Un poco de respeto a tu propio duelo, por favor! Uno no puede sufrir así, a lo descuidado. No, no, mejor busca una playa, un atardecer, una librería…
Ten algo urgente que hacer todas las mañanas, algo que tengas que terminar antes del mediodía. Despertarse es lo peor que te puede pasar, generalmente porque nuestro primer pensamiento es para la persona que queremos, lo que equivale a que alguien pusiera una loza de cemento de diez toneladas en medio del pecho como ‘buenos días’. Pero cuando tienes que hacerlo por obligación y con un límite, es más fácil, además, te hace sentir productivo.
Tras la mañana, llega la tarde. La monotonía es, curiosamente, una gran ayuda para el desengaño amoroso. Crear una dinámica diaria ayuda a centrar tus energías y tu pensamiento en otras cosas. Lo admito, aquí es donde yo me pierdo.

Finalmente, sáltate uno de estos pasos. Al final del día, cada uno/a lleva su dolor como puede y si quieres teñirte el pelo de azul, adelante. Si hay algo en este mundo que tiene derecho a saltarse las normas es un corazón roto.