Claire Byarugaba
Claire Byarugaba

Observador Sexual: Lesbiana y creyente en Uganda

La relación de Clare con Dios es algo que no sólo ha marcado su vida personal, sino también su activismo por los derechos gay en su natal Uganda, nos cuenta Antón Castellanos Usigli.

Antes de enterarse que la ley que penaliza a los homosexuales en su país estaba siendo abolida, la activista ugandesa de 27 años me contaba lo difícil que es salir del clóset en el país africano,

“La parte que más me tenía asustada era esa: ¿Por qué algunas personas elegirían ser visibles? Yo pensaba que ser una lesbiana abiertamente era muy vergonzoso, pero aprendí por qué algunos activistas deciden salir del clóset. No quieren sufrir en silencio, como esas mujeres en mi aldea”.

Clare creció en una pequeña aldea de Uganda, donde siempre observó a mujeres que sufrían violencia doméstica y que nunca decían nada al respecto. Pero Clare era diferente: “Cuando niña, me enamoré de mi maestra de inglés. Claro que cuando tienes 5 o 7 años, uno no sabe lo que eso significa. Sólo supe lo que era la homosexualidad cuando llegué a la Universidad”, me comentaba en entrevista.

Clare también aprendió que los hombres homosexuales y las mujeres transgénero son los que sufren más en Uganda, y se volvió muy protectora de ellos: “Sabía que la homofobia se dirigía mayoritariamente hacia los hombres gays, así que me uní a una organización para entenderlos. Llegué a amar su carisma y su talento. Me sentía muy mal al ver cómo los trataban sus familias.”

Lesbianas menos visibles

La situación de las lesbianas en su país es diferente: “Nunca han arrestado a dos mujeres. Siempre han sido hombres gays y mujeres transgénero. Las lesbianas sufren más a un nivel social, con el trabajo y la familia”. Este contraste entre la violencia experimentada por hombres gays y mujeres lesbianas es explicada por Clare con una sola palabra: Patriarcado.

“Se supone que los hombres deben de ser fuertes, siempre masculinos, en control. La idea de que un hombre sea sumiso es inconcebible. Amenaza la estructura patriarcal de Uganda y asusta a las personas.” Clare también me explicó que hay otros dos miedos detrás del odio homofóbico en Uganda. Uno de ellos es la creencia de que si a la gente gay se le permite vivir libremente, esto va a afectar el crecimiento de la población, y el otro, promovido por los líderes religiosos, es que los homosexuales son depredadores pedófilos que van detrás de los niños.

El peso de la religión

Viniendo de una familia cristiana que va a la Iglesia todos los Domingos, la relación de Clare con Dios es algo que no sólo ha marcado su vida personal, sino también su carrera como activista: “Pero con Dios no lo tengo todo resuelto. Son tantas las personas a mi alrededor que dicen que Dios odia a los homosexuales, que es muy difícil contradecir esas creencias”. 

Claire no piensa, sin embargo, que Dios le esté dando la espalda. “He tratado de estudiar la Biblia, buscando la manera de reconciliarme con mi religión. Como Jesús no dijo nada sobre el tema, y sólo habló sobre el amor, eso me da valor para pensar que Dios está bien conmigo”.

Luchadora anti homofobia

Fue en el 2012 cuando Clare se unió a los esfuerzos para combatir la ley anti-homosexualidad  que aún estaba vigente, al convertirse en co-coordinadora de una coalición de la sociedad civil integrada por diferentes organizaciones, no solo LGBT, sino también de derechos humanos, de VIH/SIDA, de derechos de la mujer y de los niños. Esto la convirtió en objetivo fácil para críticas y amenazas políticas.

Debido a su trabajo como activista, Clare fue expuesta como gay por la prensa en Uganda cuando se publicó un artículo sobre su vida personal. Cuando su familia se enteró de su homosexualidad, le dijeron que se casara, y su mamá amenazó con llevarla a la policía. Otra consecuencia fue que la organización que integraba la coalición dedicada a combatir la ley anti-homosexualidad  fue sujeta a investigación por “promover la homosexualidad”.

Si bien la ley anti-gay se ha levantado recientemente, actualmente, Clare vive con miedo, ya no de un arresto, sino de la violencia que puede sufrir de otras personas en general. A pesar de este miedo, y de haber sido catalogada como una “reclutadora homosexual”, Clare no piensa quedarse callada: “Me niego a ser lanzada de nuevo al clóset y a estar en silencio. Las personas gays somos seres humanos y merecemos respeto de derechos humanos”.

Puedes también contactarte con Antón Castellanos Usigli en su blog Sexual Observer y en Twitter 

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