Observador Sexual: Los Católicos y la Diversidad Sexual
A propósito de un reciente viaje a Polonia, el ´Observador Sexual´ Antón Castellanos Usigli da un vistazo a la realidad de la diversidad sexual del país donde nació Karol Wojtyla, uno de los papas más conocidos, pero a la vez más conservadores de la Iglesia católica.
Recientemente, en un viaje que hice a Europa, visité la ciudad de Poznań, la quinta más poblada de Polonia. Mi viaje a Poznań fue consecuencia de una invitación que me realizó Katarzyna (Katy) Peichert, miembro del Comité de Iniciativa Juvenil de la Asociación Mundial para la Salud Sexual, el cual tengo el honor de co-presidir. Mi visita fue de menos de 24 horas, pero fue suficiente para acercarme a la realidad de la diversidad sexual del país donde nació uno de los papas más populares y conservadores del siglo XX: Juan Pablo II.
¿Gays en Polonia?Katy me presentó a uno de sus amigos gays, y yo inmediatamente le pregunté algo como: “¿A cuántos gays polacos conoces?”. Su respuesta, irónica por supuesto, fue: “¿Gays en Polonia? Sólo yo”. Katy me dijo que estaba mintiendo y que ella conocía a muchos gays polacos… Así es, no cabe la menor duda de que existen gays en Polonia, pero también existe una herencia religiosa de tanto miedo y represión, que muchos de ellos no se atreven a asumirse como gays, y optan por dobles vidas desde el clóset.
La clandestinidad con la que vive la diversidad sexual en Polonia me resultó evidente al entrar a un antro gay en Poznań. Por afuera, se trataba de un lugar sumamente sobrio, algo obscuro, no tenía nada en su fachada que hiciera alusión a la cultura LGBT. Por dentro, de igual manera, no encontré ningún cartel, adorno o imagen que hiciera referencia a la gente LGBT, sin embargo, la gente bailaba libremente, y algunos “ligues” se daban, así como besos, fajes y caricias, demostrando así que la herencia homofóbica de Juan Pablo II, aunque todavía presente, ya está en proceso de desaparecer…
Francisco: La herencia homofóbicaCon el reciente cónclave, la Iglesia Católica tuvo la oportunidad histórica de iniciar un proceso institucional para transformar su ideología homofóbica ancestral, pero al elegir a Jorge Mario Bergoglio como nuevo pontífice, este proceso, necesario para ellos y para el mundo, no ha iniciado y no hay indicios claros de que vaya a ocurrir próximamente. Como cardenal de Argentina, Bergoglio se opuso muy firmemente al proyecto legal de matrimonios entre personas del mismo sexo impulsado por el gobierno de Cristina Fernández, diciendo que se trataba, palabras más, palabras menos, de “una pretensión destructiva al plan de Dios”. Benedicto XVI, ahora papa emérito, no expresó opiniones muy diferentes a lo largo de su periodo como máximo líder de la Iglesia Católica.
En su último mensaje navideño como papa, Benedicto XVI atacó al matrimonio gay, aseverando que es una idea que “destruye la esencia de los seres humanos”, debido a que implica “la manipulación de nuestra naturaleza”, de nuestras identidades sexuales “naturales”. Las declaraciones y opiniones de Juan Pablo II sobre el matrimonio gay fueron completamente parecidas a las de sus dos sucesores, ya que a principios de 2005 dijo que la familia estaba amenazada por legislaciones que atacaban su estructura “natural” (la de un hombre y una mujer en su opinión).
La homofobia y el declive del catolicismoTres papas, mismas ideas, misma homofobia. Siendo el papa una de las figuras más influyentes del mundo, sus declaraciones homofóbicas repercuten negativamente en muchos sectores poblacionales, sin embargo, también repercuten negativamente en la imagen que la misma Iglesia Católica proyecta al mundo. La sociedad del siglo XXI es una sociedad cada vez más abierta, progresista, y más intolerante a la homofobia, y esta es una de las principales razones por las que el catolicismo sigue perdiendo fieles.
Entre la comunidad LGBT, el declive del catolicismo es muy evidente, debido a que una parte importante de las personas LGBT ya no esperan ningún cambio de pensamiento por parte de la alta jerarquía católica, sino que ya se identifican como claros opositores de la Iglesia y de todo lo que venga de ella. Las personas LGBT que siguen profesando la religión católica y que viven fuera del clóset, se ven obligadas a mantener muy separada la religión de su sexualidad. En otras palabras, profesan su religión y al mismo tiempo viven su sexualidad libremente, sin prestar mucha atención a las declaraciones que los altas jerarcas católicos hacen sobre la diversidad sexual. Empero, hay una mayoría creciente de católicos que dejan de serlo porque no toleran ideologías sexuales que no ofrecen nada más que odio. En todos estos casos, es la propia Iglesia Católica la que está perdiendo y la que se debilita más y más, día con día.
Avances e incertidumbreEl 10 de abril de 2012, Uruguay se volvió el segundo país en Latinoamérica en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, sumándose así a una lista de once países en el mundo que ya lo hacían. El hecho de que el actual papa Francisco I sea latinoamericano, tuvo muy poco peso en la decisión que tomó la Cámara de Diputados de Uruguay.
A final de cuentas, como cardenal, Francisco no pudo impedir la aprobación de los matrimonios del mismo sexo en Argentina, y eso lo convierte en el primer papa que viene de un país que ya autoriza el matrimonio a personas homosexuales. Benedicto XVI, por otro lado, fue un papa que provenía de uno de los países más gay-friendly del mundo, Alemania, y sus declaraciones hicieron muy poco para revertir esta situación. Hoy día, Polonia está en camino de volverse más abierta hacia la diversidad sexual, y aunque sea un camino lento, ya nadie puede negarlo
En 2011, por ejemplo, Anna Grodzka se convirtió en la primera mujer transexual en ser electa como Diputada del Parlamento Polaco, el Sejm. La sombra homofóbica de Juan Pablo II está ahí, pero los avances pro-diversidad también. La sombra homofóbica de Benedicto XVI también sigue rondando pero cada vez con menos fuerza. Francisco es la única persona que podría marcar un cambio significativo de ideología sexual dentro de la Iglesia para sumarse así a un movimiento global pro-LGBT que no se detendrá. Por las declaraciones que ha hecho en el pasado, podemos ser escépticos, pero nunca hay que descartar un repentino cambio de opinión que sorprenda al mundo. Hasta que no se refiera al tema como papa, estaremos en incertidumbre. Una incertidumbre que tiene cada vez menos peso en el mundo, pero que tiene un peso fundamental para el futuro de la Iglesia.
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