Transexual y emprendedor
La transexualidad no la comprendes hasta que no la ves en tu propio entorno. Nina Groncho cuenta sobre el encuentro de Julián, un transexual masculino, con su género.
Nina conoce a Julián desde hace unos 10 años. Desde muy joven, cuenta, le gustaba la literatura y, de hecho, ha escrito un libro titulado, “la escopeta del lobo”. Julián es también un emprendedor y siempre mira hacia adelante.
“El nombre por el que le conocí era “Marius”, un apodo que el mismo se había puesto, porque le molestaba mucho el nombre con el que sus padres lo bautizaron.
Julián es un hombre transexual, lo que significa que su cuerpo corresponde al de una mujer. A pesar de esto, se identifica con el género masculino. A él lo afectaba una condición que se conoce como “disforia” de género, cada vez que se miraba en el espejo no veía a Julián, veía a una persona diferente, a una mujer. Y esto psicológicamente le trajo muchas complicaciones.
Pasaron los años, cuando le reveló a sus papás que era transexual. No lo tomaron muy bien. Y era de esperarse pues mucha de la poca aceptación de los padres radica en el miedo a no saber cómo enfrentar esa realidad. Con el paso del tiempo Julián y sus padres lograron vencer muchas dificultades en torno al tema de la transexualidad. Su familia comprendió que la felicidad de Julián era lo más importante y el apoyo fue incondicional.
Proceso físico y emocional
Julián empezó a tomar hormonas como parte de su proceso de transición. Empezó a dejar detrás a Marius y le empezó a cambiar la voz. Las hormonas le devolvieron a Julián lo que él siempre buscó: identificarse con su propio cuerpo. A pesar de esto, en palabras del mismo Julián: “Eso fue como volver a pasar por la adolescencia”.
Una tarde recibí una llamada y era Julián, desesperado. No le veía sentido a su vida y acababa de romper con su pareja. Encima, no creía posible reunir el dinero para cumplir su sueño de la cirugía. No tenía con quién compartir todo lo que le estaba sucediendo. En el proceso que atravesaba, cosas tan mundanas como ir al baño eran una tortura diaria. Ese mismo día Julián intentó terminar con su vida.
Hoy lo explica, a la distancia: “En esos tiempos yo aún estaba en ese proceso de conflicto de, realmente, aborrecer mi cuerpo y decir: ¡Esto está mal!, estoy en el cuerpo equivocado y ha sido un proceso de decir: ¡No, no estoy en el cuerpo equivocado, en todo caso lo que estuvo equivocado fue que me impusieran ese rol de género y esas expectativas respecto de mi cuerpo y no, yo no me he sentido como una niña cambiando al cuerpo de un niño. Yo soy un niño con un cuerpo diferente de la mayoría”.
Recuerdo que cuando lo volví a ver, después de unas semanas en el hospital, parecía cambiado. Se le veía más positivo: “Fueron las hormonas, todo se me vino encima, pero ya estoy bien”, reconoció.
Reconocimiento Legal
La vida siguió su curso y Julián por fin se acostumbró a las hormonas, organizó su vida y su pensamientos. Consiguió el cambio legal de su nombre y cada día que pasaba Marius iba quedando en el olvido y Julián iba ganando terreno. Uno de los momentos más felices que recuerdo de su transición es cuando le salió barba.
Era apenas un pelo que le salía de la barbilla, pero él estaba eufórico.
Durante este proceso de adaptación a los cambios de su cuerpo comenzó a idear herramientas que lo ayudaron a sentirse más cómodo consigo mismo, como el “binder”, un pedazo de tela ajustado que ayuda a ocultar los pechos dando una forma más masculina al cuerpo. También inventó un dispositivo para orinar de pie, modificando artículos prefabricados.
Tienda única en su tipo
Con el tiempo fue indagando dentro de su creatividad hasta llegar a crear aparatos específicamente diseñados para personas transexuales. Se dio cuenta de que había miles de personas como él que bien podrían utilizar sus inventos.
Así nació Lovemouse, una tienda en línea administrada por él que facilita artículos diseñados para personas transexuales. Hoy en día, es el único en su categoría en América Latina y sus productos son muy diversos, hasta importados del extranjero, pensados para facilitar la vida a muchas personas en la misma situación de Julián: “Lo que me más me gusta pensar es que al final del día hay una persona que se está yendo a casa con un producto que lo hará sentirse mejor consigo mismo. Lo que me gusta de mi trabajo es hacer feliz a los demás”.
Ahorrando para la cirugía
Con este emprendimiento, Julián aspira a dejar una huella, a aportar algo a la comunidad transexual. Por otro lado, el dinero que recibe está destinado a la cirugía de reconstrucción genital, en este caso, de mujer a hombre. Con todo lo que ha pasado, afirma, su sueño cada vez está más cerca:
“La tienda está a punto de cumplir dos años. De una manera u otra la cirugía es la meta y mi trabajo ha sido el medio pero igual que la transición, igual que lo que hacemos todos en la vida, no se trata solo de llegar a la meta sino de tratar de disfrutar ese medio. Porque me di cuenta de que mi trabajo es algo que me fascina y lo importante no es llegar al día de la operación, sino todo lo que he aprendido y las personas que han llegado a mi vida”.
Ha crecido como persona bajo el pretexto de estar realizando una transición, bajo el pretexto de conseguir dinero para la operación”.
La cirugía de Julián está programada para el 22 de noviembre y todavía no se lo puede creer: “Es como un sueño. El sueño que siempre tuve. No quiero pensar muy a futuro porque quiero darme el tiempo de vivir mi presente, porque es algo que no he hecho en todo este tiempo y me he ocupado de trabajar para lograr un objetivo. De alguna manera ir siempre hacia el futuro pero me he perdido muchas cosas de mi presente y ahora es el momento de hacerlo. Si miro hacia atrás soy exactamente lo que quería ser”.
Por Nina Groncho
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