Pechos grandes, pechos chicos

By Gabriela on 20 mayo, 20135 agosto, 2022

Muy pocas mujeres están a gusto con su cuerpo. Usualmente queremos las caderas más pequeñas, los ojos más grandes, las piernas más largas, la nariz menos aguileña o la cintura más estrecha.

Pero la madre de todas las inconformidades, es con los senos, que si son pequeños, están caídos, el pezón es muy oscuro o son demasiado grandes.

Realmente, no sé muy bien cómo funciona su hipnotismo sexual. Nunca he intentado seducir a mi casero para que me perdone un alquiler ni a ningún profesor para que me suba la nota, pero cuenta la leyenda que imperios enteros han caído por unos pechos bonitos.

Sin embargo, ¿en serio tenemos que usar nuestro cuerpo como moneda de cambio? ¿Salir más rápido del aeropuerto a cambio de que me miren morbosamente? No, gracias.

¡Quítenmelos, que me estorban! El mundo se paraliza cuando una mujer se realiza una mastectomía, sin padecer alguna enfermedad que le obligue a ello.

Y, aunque todos deberíamos llorar cada vez que una mujer pierde un pecho (sobre todo, si se trata de algo grave, como cuando es por cáncer de mama), también deberíamos respetar a quienes deciden someterse a este procedimiento, porque también tienen razones de ‘peso’, a veces tanto, que les duele horrible la espalda.

Últimamente, me parece que a la industria de la moda le ha dado porque las mujeres tenemos que ser tablas y el planeta al unísono ha dicho: ¡no! ¡Queremos tetas grandes! Así que el precio de la silicona está a la par de los vestidos de alta costura.

Hay, pues, un doble canon de belleza y me parece genial: las que tienen poco pecho pueden lucir escotazos o esconderlas tras un top deportivo y las que tienen mucho, también. Lo importante es estar cómodas, libres y felices.

Eso sí, un gran poder conlleva una gran responsabilidad: ¡a explorarse!