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¿De qué hablamos cuando decimos salud sexual?

Se cree que la salud sexual incluye únicamente cierto conocimiento sobre anticoncepción y el buen estado a nuestros genitales; sin embargo, el asunto va mucho más allá de eso.

Fuente | Verónica Maza Bustamante (La doctora Verótika) periodista, educadora sexual, escritora, conferencista, promotora de los DDHH, melómana, exploradora de temas tabú 

Me lo han dicho muchos jóvenes…

‘En la escuela y en la casa, cuando mucho, nos hablan decondones, de esperar para experimentar lasrelaciones sexuales y tener cuidado con las infecciones de transmisión sexual,así como con los embarazos no deseados’.

Pero, aunque esa información jamás está de más y puede ser un primer acercamiento a la educación sexual, lo cierto es que nuestra salud sexual va mucho más allá de eso.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. Requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia.

Suena un poco complejo, ¿no? Pero nos da una idea de que el asunto va más lejos de una conversación sobre prevención en la práctica erótica, ¿cierto? Así que, a continuación, vamos a desmenuzar estos conceptos.

Estado de bienestar físico, mental y social

Todos, sin excepción, somos seres sexuados desde el momento en que los cromosomas definen nuestro sexo en el vientre materno, hasta el día en que nos morimos.

Es decir, durante toda nuestra vida vamos a ejercer, de innumerables maneras, nuestra sexualidad, la cual no está ligada únicamente a lo erótico ni a lo genital, pero vayamos primero con las actividades que nos brindan placer.

Los encuentros cuerpo a cuerpo, la masturbación, aquello que nos excita, las prácticas que más nos gustan, son parte de nuestra sexualidad.

La regla de oro para tener un ejercicio que nos brinde ese bienestar físico, mental y social, es que todo lo que hagamos de manera sana, segura y consensuada.

Si alguna actividad nos pone en riesgo (no sólo hablamos del contagio de infecciones, sino de seguridad en general), no puede generar un conflicto emocional, corporal o social o quien/quienes nos acompaña/n no están de acuerdo en algo, entonces la práctica no es positiva.

En cambio, si nos genera alegría, placer, estabilidad emocional, prevemos posibles riesgos y todo mundo está de acuerdo, entonces podemos ejercer nuestro derecho al gozo. Eso es parte de la salud sexual.
 


Si hemos sido víctimas de acoso, abuso, violencia, maltrato que nos ha dejado en un estado de vulnerabilidad emocional, tendríamos que buscar ayuda especializada para recuperar el bienestar.

Si las normas que nos impone la sociedad en cuanto a la vivencia personal del sexo no son compatibles con nuestras ideas e ideales, tendríamos que analizar por qué y llegar a un punto en donde nos sintamos cómodos siendo tal cual somos pero sin dañar a los demás. Eso también es salud sexual.



Enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad

Todos esos prejuicios que nos han hecho creer que la masturbación es malísima, que el sexo es sucio y pecaminoso, que la sexualidad humana no es importante ni necesaria…

O el otro lado de la moneda, que las chicas no necesitan del placer, pero para los hombres es indispensable, que ellos pueden ser sexualmente activos y ellas no, que no pasa nada si tan sólo ‘se mete la puntita’, que sólo hay dos géneros posibles, una orientación sexual y un par de roles de género definidos, deben irse acabando. Porque son eso: prejuicios, mitos, ideas sin fundamento.

Si entendemos quiénes somos, cómo nos percibimos en relación a nuestro sexo de nacimiento, de qué manera deseamos mostrarnos hacia el mundo, nuestro entorno y nosotros mismos, y tratamos de integrar eso a nuestra vida cotidiana, entonces también tendremos una buena salud sexual.

Hablamos de ser quienes somos y respetar la manera en que los demás son

De cuidar nuestra salud física y emocional, así como la de aquellos o aquellas que nos acompañan. De buscar nuestro placer sin dañar a nadie, incluyéndonos a nosotr@s mism@s.

De conocer métodos anticonceptivos, cuidados para nuestra salud en general y genital en particular. De informarnos, investigar, preguntar. Buscar una terapia si lo consideramos necesario. Hablar con personas de nuestra confianza.

No es tan difícil como parece. Los invito a reflexionar al respecto. Te sugerimos leer: Se nota cuando tienes una buena salud sexual.

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