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Cáncer de mama: no hay que esperar a los 50 para preocuparse

El cáncer de mama, según las estadísticas, afecta más a mujeres que han superado la menopausia. Sin embargo, la prevención debe empezar mucho antes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) éste es el cáncer más común entre mujeres en todo el mundo y en algunos países, la primera causa de muerte entre la población femenina. Las estadísticas muestran que lo que hacemos ANTES de contraer la enfermedad realmente afectará nuestras oportunidades de superarla. Por eso, hay que comenzar a pensar mucho antes de llegar a la menopausia.

El estilo de vida y los hábitos que asumamos en nuestros 20 o 30 nos acompañarán a largo plazo y pueden hacer toda la diferencia.

PREVENCIÓN y DETECCIÓN son las palabras clave.

  • Prevenir

    Nos referimos a reducir el riesgo de contraer la enfermedad.

    Hay factores  que no podemos controlar: tener antecedentes familiares, raras mutaciones en los genes, nuestra historia clínica (las mujeres que superar un tumor benigno en su juventud tienen más riesgo) o una menopausia tardía. El uso de hormonas también aumenta el riesgo, por lo que las mujeres que usen anticonceptivos orales o se sometan a tratamientos de sustitución hormonal tienen más peligro.

    Sin embargo, el causante del 21% de todas las muertes por cáncer de mama se atribuyen al consumo excesivo de alcohol, sobrepeso y obesidad y falta de actividad física. Y esto es algo que SÍ podemos controlar.

    Así, la prevención se refiere al control de estos factores que sí se pueden modificar y está probado tienen un efecto de reducción en la incidencia del cáncer.

    Un estilo de vida saludable: No fumar, Tener una dieta baja en grasas, Actividad física regular y moderado consumo de alcohol

    Y estos pequeños cambios se deben comenzar lo antes posible.
  • Detectar a tiempo

    Obviamente la prevención NO elimina del todo la posibilidad de contraer la enfermedad: pero detectarlo en una etapa temprana aumenta las oportunidades de sobrevivir a la enfermedad. Principalmente porque mejora el pronóstico y hace más fácil luchar contra el cáncer ya que aún no ha crecido o se ha expandido.

    Por el momento, es la clave para controlar la enfermedad según la OMS.

    Las estrategias de detección más recomendadas son: el conocimiento de los primeros síntomas y signos y la exploración de las mamas. Entre otras razones, porque la aparición de tumores benignos sí se pueden dar a una edad más joven.

    La autoexploración mamaria es la práctica de observar nuestras mamas cada cierto tiempo en busca de bultos o durezas. Según observa la OMS, ha empoderado a las mujeres que la practican y las responsabiliza de su propia salud. Añadir esta práctica a nuestra rutina semanal o mensual, incluso cuando no estamos en edad de riesgo, hará la diferencia. No es sólo una cuestión de seguridad, sino una forma de tomar conciencia; sobre todo entre mujeres en situación de riesgo.

    También realizar mamografías (radiografía) cada dos años. Especialmente al superar la menopausia o llegar a los 50. Sobre todo si hay antecedentes familiares o se llevan prótesis mamarias.

 

¿Por qué estos factores son tan importantes?

La mayoría de casos de cáncer de mama se dan en países desarrollados debido al estilo de vida sedentario, pero la mayoría de las defunciones se registran en los países menos desarrollados dada la falta de recursos y de educación para detectarlo a tiempo.

Dos pequeños cambios como una vida saludable y el hábito de la autoexploración pueden hacer TODA la diferencia.

*La tasa de supervivencia también varía según las regiones y países.


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