¿Y si nos mudamos juntos?
¿Encontraste a alguien con quien quieres compartir más que salidas al cine, idas a bailar o encuentros nocturnos en moteles de paso?
Bueno muchacho, felicidades. Encontraste a una persona que vale la pena, se rieron de las mismas tonteras y probaron juntos la Hamburguesa XXL del restaurante local.
Y no, ella no la pidió sin tocino, no le tiene miedo a comer grasa. Encontraste a la de verdad y, antes de que te des cuenta, llega la idea: ‘vieras que me aburrí de mi compañera de cuarto y encontré un apartamento precioso. Está a dos calles de aquel bar holandés. ¿Vivimos juntos?’.
Bueno, piensas, de hecho a mí también me molesta mucho mi casero, ella cocina riquísimo y además está barato. Pero le dices: ‘déjame pensar’.
Noche de tragos con los amigos. Les cuentas la idea y te sientas a esperar respuestas.
-Do it! Ahora mismo. Pero usa condones-, dice uno, y se ríe.
-¿Qué tan aseada es ella? En general, ¿va a ser ordenada y se va a lavar los dientes en la mañana? ¿Y la plata?
-Ay, amigo, siempre se terminan peleando esas parejas.
A ver, en la práctica, llega un momento en la relación en que es complicado determinar quién vive dónde. Ella tiene cepillo de dientes en tu casa, tú tienes una almohada extra en la casa de ella, nadie quiere lavar los platos de la cena y el gato los odia a los dos. Yo no culparía al animal. Pero siempre es dentro de un juego, un ritual arcaico, como la marea: ella viene, se va; tu vas y vienes.
Al final, cuando regresas a casa el martes y quieres estar solo en casa, puedes hacerlo. Pero también hay otro punto bajo: cuando regreses de casa el martes, vas a estar solo.
Vivir con ella significa que siempre habrá desayuno compartido; que siempre podrán ver películas y que podrán empezar a planificar la decoración del apartamento (si ella aprueba los afiches de Star Wars, sugiero que propongas matrimonio en el acto).
Es compartir algo más con la persona que realmente amas.
O tal vez no es el amor de tu vida, ambos tienen esto claro y están divirtiéndose un rato. Tampoco está mal, si están leyendo esa misma página. Están en la época de la vida que pueden hacer este tipo de locuras, es decir, ahora. Nunca es tarde para probar.
Mi teoría
Si ya casi-casi viven juntos y creen que pueden ponerse serios, ¿por qué no tratar? O si ambos saben que, eventualmente, van por caminos distintos -ella quiere una maestría en Biología Marina en Indonesia y tú quieres abrir un hotel en Barranquilla- hagan la prueba por un tiempito.
¿Cuándo no hacerlo? Si hay esa disparidad de intenciones a corto plazo.
Si finalmente deciden vivir juntos, háganme un solo favor. Pasen a adoptar una gata de algún refugio para animales y le alegran la vida al animal amargado que ronronea en la casa, a ver si los quiere un poco más.
¿Estás pensando en mudarte con tu pareja, tienes dudas o miedo de intentarlo? Escríbenos en el foro de Hablemos de Sexo y Amor.
Recuerda que te compartimos diferentes puntos de vista, que no necesariamente representan nuestra postura, la decisión final la tomas tú.