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¡Me podía masturbar cuando fuera, donde fuera!

By Redacción Hablemos de Sexo y Am on 8 julio, 201517 febrero, 2022

A pesar de su vida sexual sana y placentera, Miguel se masturbaba 2 o 3 veces al día, incluso en lugares públicos. Su “masturbación crónica” estaba afectando su vida y su relación, así que decidió entender sus necesidades y trabajar sobre ellas…

Miguel es un animador de 25 años que vive en una ciudad cosmopolita

Auto AMOR

Me empecé a masturbar a los 15 y lo hacía unas cinco y hasta seis veces al día. Cualquier cosa remotamente sexual me prendía. Un ligero escote, una chica con ropa entallada o hasta el recuerdo de una foto sensual me ponía muy caliente y con erección y tenía que “aliviarme”. El tiempo pasó pero mi deseo de masturbarme constantemente, no.

Cuando terminé el bachillerato conocí a Laura y supe que ella era la mujer de mi vida y por suerte, ¡nuestra vida sexual era fantástica! Pero me seguía masturbando 2 ó 3 veces al día. Aún una o dos horas después del sexo, ahí seguía, “dándome placer”. Y mi urgencia no se quedaba en casa. En el trabajo, en casa de amigos, bares, restaurantes, donde te imagines, probablemente ahí lo hice.

Hubo veces en que me sentí mal de hacerlo, pero pronto se me pasaba. Y pensaba, después de todo, ¡el “auto amor” siempre es bueno!

Con las manos en la masa

Una noche Laura se despertó y me encontró masturbándome en el sillón. Perturbada, se fue a la cama de nuevo. Yo paré, me lavé y me acosté a su lado. “¿El sexo no es suficientemente bueno?” me preguntó. “¡Claro que lo es!, me encanta. Pero tengo esta necesidad incontrolable y solo necesito masturbarme”, le dije. Y así le conté todo. Desde cuántas veces, hasta dónde me masturbaba, y lo fácil que me excitaba. “Todos tenemos necesidades, pero puede ser contraproducente si nos dejamos llevar por ellas siempre”, me dijo. Yo me preguntaba “¿Era solo un hábito del que me podía deshacer? No estaba insatisfecho del sexo ni estresado por nada, ¿sería esta una necesidad inventada? La verdad es que hasta hoy no podría señalar algo en específico.

Cuando tenía una erección tenía que masturbarme, para mí es así de simple.

Una pareja comprensiva

Laura hizo bien en señalar que masturbarse tan seguido y sobre todo en lugares públicos podría ser embarazoso o problemático. ¿Qué tal si me sorprenden con los pantalones abajo, literalmente? Además pude sentir que la lastimé. De seguro me sentiría igual si fuera al revés. Laura dijo, “Miguel, no te presiones para acabar con tus deseos si no lo deseas. Sería lo peor que te podrías hacer”. Al final me di cuenta de que tenía a la chica más comprensiva y servicial del mundo. Mi oscuro secreto salió a la luz y yo quería cambiar.

Pequeños pasos

Tuve que dar pequeños pasos como distraerme cuando sentía una erección llegar. Pensaba en otra cosa, me concentraba en el trabajo u oía mi música favorita. Encontré otras actividades placenteras como video juegos o salir a correr, y si nada servía entonces me masturbaba. Al principio era difícil controlar mi necesidad de hacerlo en cualquier momento, pero pronto, ya lo hacía solo en casa, un par de veces por semana. Me concentro más en mi trabajo y mi vida sexual con Laura subió a otro nivel de excitación y comprensión. No podría estar más feliz.

¿Crees que te masturbas demasiado? ¿Cómo te sientes por eso? Dinos tu experiencia, deja un comentario aquí debajo o en nuestra página de Facebook.



Texto: Nehaa Singh Khamboj

Traducción: Octavio Eguiluz